¿Cómo la diáspora puso a Marruecos entre los 4 mejores?

Cuando quedó campeón del mundo con Francia en Rusia 2018, la primera declaración que el defensor Adil Rami dio fue: “Soy un descendiente marroquí y soy francés; me gustan mis dos países”. Ahora el futbolista –que ya no hace parte de la selección francesa- debe estar en conflicto con el cruce en semifinales de Francia y Marruecos.

La declaración de Rami es prueba de cómo varios futbolistas, a pesar de no haber nacido en Marruecos, le tienen un profundo afecto a la tierra que vio nacer sus padres. Ese espíritu patriota ha calado en 14 de los 26 futbolistas de la Selección de Marruecos, que nacieron en países europeos y están cerca de la hazaña mundial. Para entender el fenómeno hay que remitirse a una serie de causas que van ceñidas a lo geopolítico.

Diáspora de Marruecos

¿Cómo la diáspora puso a Marruecos entre los 4 mejores del mundo?

La migración fue promovida después de la independencia marroquí en 1956 como parte de reparación del pueblo, pues tras independizarse las condiciones de vida eran vulnerables allí. Francia, Bélgica y Países Bajos usaron este fenómeno como músculo en la mano de obra para la reconstrucción de cada país tras la segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, luego el desembarco de millones de marroquíes en el tiempo, las políticas migratorias de los países europeos se hicieron más férreas. Después de la década de los 80, con un flujo de migración femenina en crecimiento, todo cambió para los migrantes porque ahora necesitaban de una visa otorgada por la Unión Europea para migrar a países miembros. Todo fue debido al Acuerdo de Schengen de 1985.

La diáspora marroquí se despliega con mayoría a Francia (su antiguo país colonizador), España (con el que más cercanía tiene de Europa), Italia, Países Bajos y Bélgica. 

¿Cómo la diáspora influye en el equipo?

Cuando el entrenador Hoalid Regragui –nacido en Francia- fue indagado por el funcionamiento y armonía del equipo, explicó que se debe a una mezcla de estilos. La mayoría de futbolistas de Marruecos fueron cultivados en ligas extranjeras y se nutrieron del estilo francés, español, neerlandés, belga e italiano.

Por eso es fácil concluir el buen pie de la escuela neerlandesa en jugadores como Ziyech, la calidad española en Hakimi, la versatilidad que se imprime en Francia con Amrabat, además del coraje y orden defensivo que proviene de Italia en varios jugadores.

Hay cinco futbolistas clave en la Selección de Marruecos dentro de lo estadístico y cuatro de ellos nacieron fuera del territorio marroquí. Si iniciamos con Bono, el portero, ha logrado mantener la valla en cero de su equipo en cuatro de los cinco compromisos jugados. El nació en Canadá y la mayoría de su carrera la ha hecho en España.

Avanzando en la defensa encontramos a Achraf Hakimi. Como lateral fue el encargado de eliminar a España pateando el último penal de la tanda. Es el futbolista con más pases e intentos de rupturas. Él nació en España, donde creció y ha hecho carrera en Alemania y Francia. 

En el mediocampo el jefe es Sofyan Amrabat, el alma del equipo. A su vez, es el futbolista con más terreno recorrido en cancha del equipo con 59,3 kilómetros. Él nació en Francia; mismo caso del goleador del equipo Youssef En-Nesyri.

En lo ofensivo Hakim Ziyech –nacido en Países Bajos- es el jugador con más centros, remates, asistencias y pases recibidos. Por otro lado, Azzedine Ounahi, el único de los jugadores clave nacido en territorio marroquí, es el futbolista con más presiones ofensivas y ya varios grandes de Europa le han echado el ojo.

No es casualidad lo de Marruecos

Marruecos tiene sendos antecedentes como uno de los países referentes del fútbol africano. Ya ha habido figuras de la élite que pudieron haber jugado con Marruecos como el ya nombrado caso de Rami. No obstante, otras figuras de ascendencia marroquí destacaron en el futbol mundial como Marouane Fellaini, Ibahim Afellay, Bellarabi o Nasser Chadli. 

Hoy en día hay otras figuras que optaron por otros países y pudieron hacer parte de Marruecos como Munir El Hadaddi (España) o Matteo Guendouzi (Francia).

A la diáspora de los futbolistas se le suma la pretensión de Marruecos para ser sede de la Copa Mundo de 2026, sede que perdió ante Canadá, México y Estados Unidos. 

El gobierno marroquí ha sido clave para que los hijos de la migración no pierdan contacto con sus raíces y costumbres. En el caso de Ziyech, declaró que jugaba para Marruecos y no con Países Bajos por una decisión del corazón.

Las federaciones europeas han tenido un trabajo difícil con los futbolistas de ascendencia marroquí, ya que se sienten muy cercanos a las raíces de sus padres. Tal es así que hace un par de años el exfutbolista Ruud Gullit sugirió a la federación neerlandesa que deje de entrenar futbolistas jóvenes con ascendencia marroquí si no iban a pertenecer a la “Naranja Mecánica”.

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*Foto: Instagram @equipedumaroc

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