Foto: @giraltpablo
Real Madrid y Manchester City empataron (3-3) este martes en el partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones, en un auténtico espectáculo ofensivo y de carácter de ambos equipos, que aplazan la decisión de la eliminatoria a la vuelta en el Etihad, tras un duelo con goles de Camavinga, Rodrygo y Valverde en los locales, y de Bernardo Silva, Foden y Gvardiol para los ingleses.
Los blancos aprovecharon su pegada en la primera parte y supieron sobreponerse al tempranero tanto del centrocampista portugués, remontando en solo dos minutos. Primero Camavinga y después Rodrygo establecieron el estado de euforia en un Bernabéu que creyó. Pero el City no iba a vender su derrota barata, y supo tener paciencia, sin un Haaland neutralizado por Rüdiger, refugiándose en los destellos de Foden y Gvardiol en una segunda parte muy ‘citizen’.
Con los cambios, el Real Madrid mejoró y supo cimentar un 3-3 definitivo, al menos en la ida, gracias a una volea precisa y contundente de Valverde cuando se rozaba el minuto 80. Este empate en un espectáculo de ambos conjuntos deja todo abierto para al vuelta en terreno inglés el próximo miércoles 17 de abril.
El encuentro arrancó con el peor guion posible para el Real Madrid en unos cuartos de final de la Champions. Cuando apenas había pitado el inicio el árbitro, el City recuperó un balón y salió rápido en las botas de Grealish, ante el que cometió falta un pronto amonestado Tchouameni. Y fue entonces cuando Bernardo Silva inventó una genialidad para sorprender a un Lunin que pudo más en su palo para hacer el 0-1 y congelar el ambiente de caldera con el que el Bernabéu recibió a los suyos.
El Real Madrid se repuso con un par de acercamientos peligrosos, error de Rodri en la salida mediante, y embotellando a los de Guardiola, a los que no les costaba hilar alguna jugada con sentido. En una de esas, Grealish sirvió un buen balón a Haaland dentro del área, pero el meta ucraniano se mantuvo firma y la sacó con firmeza.
Los ‘citizen’ gozaron del control del balón en los primeros diez minutos, aunque su amenaza se templó, y en una de las ocasiones que los de Ancelotti disfrutaron de una larga combinación que tuvo premio. Eduardo Camavinga recibió tirado a la derecha y amagó con un pase adelantado para perfilarse y golpear con la izquierda, con la fortuna que uno de los centrales la desvió, igualando el tanto visitante en el primer tiro a puerta de los blancos.
El 1-1 encendió al Real Madrid, que un minuto después le dio la vuelta al partido, con la ayuda de esa atmósfera típica de la Champions y del éxtasis de la grada. Vinícius vio el desmarque de Rodrygo por la izquierda al espacio y le sirvió un balón perfecto que el paulista aprovechó en el uno contra uno, con un toque sutil que batió por raso a Ortega. El conjunto madridista se puso por delante, cuando el partido parecía ir por otros derroteros, desafiando de nuevo el guion previsto.
El marcador desajustó a un City con menos control y que no encontraba a su ‘brújula’ Rodri, mientras el Real Madrid crecía jugada a jugada, espoleado por un entregado público en cada jugada exitosa. Las posesiones de los ingleses resultaban estériles, y los pupilos de Ancelotti controlaban bien la situación, estirándose con algún zarpazo a la contra de Rodrygo fácil para Ortega.
Con la primera parte ya agonizando, el City pudo empatar después de una gran combinación que culminó Grealish, aunque su disparó lo taponó un entonado Tchouameni. Como respuesta, los blancos salieron rápido en apenas tres toques por la izquierda, ‘Vini’ frenó en el área para dársela plácida a Rodrygo, que disparó muy potente, pero desviado, y con el Bernabéu en pie. Intercambio de golpes que no movió el marcador en una primera parte que terminó con polémica, al protestar Rodrygo un codazo de Akanji que el árbitro no sancionó.
Tras el paso por vestuarios, Grealish fue el primero en intentar probar a Lunin desde la izquierda, con un disparo muy alto. El City arrancó mejor, aunque dentro de esa calma tensa que ya aprovechó en el inicio del partido. Y así sucedió, el conjunto ‘citizen’ erró en la salida de balón, con la fortuna para los locales que el esférico le cayó a Bellingham, quien con dos recortes secó a Rúben Dias, aunque su disparo se fue lejos del palo.
Poco después, antes de la hora de juego, le replicó Vinícius al recoger un buen envío profundo de Rodrygo en carrera, sin clarividencia a la hora de definir y mandando al limbo una buena ocasión para ampliar la ventaja y establecer la tranquilidad en el Bernabéu. Fue el City el que se centró en no perder los nervios y madurar más sus jugadas, con posesiones largas y sin riesgo.
El Real Madrid perdió colmillo, apoyado también en el marcador a favor, y solo refugiado en la verticalidad de ‘Vini’ y Rodrygo. Los de Ancelotti reculaban cada vez más, y vieron como en una de sus defensas en bloque bajo Foden, recogiendo un pase de Stones, se sacó de la chistera un disparo tan potente como preciso a la escuadra derecha de la portería madridista. De nuevo, empate y situación algo más peligrosa para los locales, con un City algo más cómodo.
La mejoría de los ingleses se confirmó con el 2-3, como el anterior, con un disparo lejano. En esta ocasión fue Gvardiol el que sorprendió por la izquierda, después de una internada de Grealish, para golpear el balón con la pierna derecha, imposible para Lunin. Jarro de agua fría para un Bernabéu que no perdía al fe en su equipo, ya con Brahim y Modric en el campo como revulsivos.
Y parece que surgieron efecto, aunque en una jugada aislada. En otra salida rápida, el único arma en el partido de los blancos, Modric inició una buena conducción, vio a Vinícius en la izquierda, quien de primeras sirvió por arriba para un Valverde que no se lo pensó para convertir una plástica volea y hacer su primer gol en 2024 y en la Champions. Como en la primera parte, el tanto dio alas y oxígeno a los locales, que se estiraron en el césped y creyeron en una recta final sin demasiadas ocasiones.