La selección española femenina de fútbol tiene este domingo una cita con la historia en el Estadio Olímpico de Sidney, escenario en el que tratará de conquistar el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, su primer gran título a nivel absoluto, y para el que tendrá que superar a Inglaterra, un rival en un gran estado de forma y con el que se reencuentra un año después.
España busca el final feliz a su cuento en Oceanía. Después de escribir las mejores páginas en Nueva Zelanda, ahora quiere poner el broche dorado en Australia y confirmar con un éxito mayúsculo el crecimiento vivido por el fútbol nacional desde hace unos años, ya reflejado en las categorías inferiores y a nivel de clubes con el FC Barcelona, pero al que le faltaba todavía lograrlo con la Absoluta.
El combinado que dirige Jorge Vilda ha ido derribando puertas durante esta Copa del Mundo. Nunca había ganado un cruce eliminatorio, nunca había pasado de cuartos en un gran torneo y nunca había jugado una final. Todo eso es ya pasado de cara al sueño de bordar la estrella en su camiseta, el reto definitivo y para el que debe batir a la actual campeona de Europa, el rival que se cruzó en su camino el verano pasado y que seguramente se encuentre en un momento de confianza que le hace parecer casi imbatible.
Inglaterra era una de las grandes favoritas al título y peleará por él sin haber perdido ningún partido y con un solidez defensiva por encima de un fútbol quizá menos brillante que el que ofreció en ‘su’ Eurocopa. En casa, logró su primer título, una experiencia que le puede dar una ligera ventaja sobre una selección española que, de todos modos, tiene jugadoras que ya saben lo que es ganar la Champions o títulos en categorías inferiores. De hecho, en caso de victoria, se convertirá en la actual campeona del mundo Absoluta, Sub-20 y Sub-17, algo inédito en el mundo del fútbol femenino.
La ‘Roja’ ha sabido rehacerse al duro revés (4-0) ante Japón y, tras superar con autoridad a Suiza en octavos (5-1), supo tener nervios de acero tanto en cuartos ante Países Bajos (2-1 en la prórroga) como en semifinales ante Suecia (2-1) para llegar con el ánimo renovado para enfrentarse al equipo que dirige con maestría Sarina Wiegmann, que afronta su cuarta final consecutiva y que desde que cogió las riendas de las ‘Lionesses’, sólo ha perdido uno de sus 38 partidos, un amistoso ante Australia hace unos meses.
En esta Copa del Mundo, pese a tener bajas importantes como Beth Mead, Leah Williamson y Frank Kirby, la neerlandesa ha vuelto a armar un buen bloque, que sólo ha recibido dos goles y cuyo peor momento fue la tensa tanda de penaltis de octavos ante Nigeria. En cuartos, su experiencia le permitió superar a Colombia (2-1), único choque en el que ha llegado a ir por detrás, y en semifinales a la anfitriona Australia (3-1).
Wiegmann ya sabe los problemas que le puede crear el combinado español, que le tuvo contra las cuerdas en los cuartos de final de la pasada EURO antes de deshacerse de él en la prórroga. Ahora, el equipo de Jorge Vilda querrá una revancha deportiva que premiaría a una gran generación y que debería cambiar el presente y futuro del fútbol femenino nacional, tal y como ha vivido el inglés, sumido en un auténtico ‘boom’ desde el pasado verano.
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