Días oscuros son los que está viviendo el argentino Santiago Solari desde que asumió como director técnico del Real Madrid tras el fracaso de Julen Lopetegui. Ganar este Mundial de Clubes podría ser una forma de reconciliarse junto a sus dirigidos con la hinchada. Antes debía enfrentar un viejo conocido, el Kashima Antlers, que lo complicó en la final de 2016 cuando jugaron prórroga.
Con el antecedente de la estrepitosa caída de River Plate ante Al Ain, el equipo español no quería tener sorpresas y salió a buscar el primer gol desde temprano. Sin embargo, el equipo japonés se paró con orden en la cancha y le tapaba los espacios, se hizo del balón y llegaba tenuemente a la portería defendida por el belga Thibaut Courtois.
El orden de los asiáticos lo desmanteló el galés Gareth Bale, luego de una pared que le devolvió Marcelo y dejó vencido al portero rival al minuto 44, justo antes de irse al descanso para replantear el compromiso.
Para el segundo tiempo, los dirigidos por Solari siguieron derecho. Al minuto 53, Bale aprovechó un mal pase del lateral izquierdo del Kashima y a eso se le sumó la desatención del portero con el defensor central, al final el delantero solamente tuvo que definir con el arco libre.
El 3-0 llegó otra vez por el galés que le rompió el arco al arquero japonés y sobre el minuto 78, Shôma Doi marcó el 3-1 final. Real Madrid deberá enfrentarse con el Al Ain de los Emiratos Árabes Unidos en la final del Mundial de Clubes el próximo sábado.