En medio de los juegos olímpicos que se disputan en Tokio hasta el 8 de agosto y en los cuales se pueden ver 28 deportes y 36 disciplinas, es inevitable pensar en la gran oportunidad que tiene aún el país para promover la cultura deportiva como un eje transversal para complementar el desarrollo de nuestra sociedad.
Precisamente esta semana se posesionó el segundo Ministro del Deporte de nuestro país, una cartera que no tiene más que un año y algunos días de creada, y que fuera el reemplazo de la extinta Coldeportes. Este nombramiento tampoco durará mucho pues el año entrante tendremos cambio de gobierno y llegará un nuevo gabinete, pero sería interesante que contrario a lo que sucede en Colombia, este nuevo Ministro se concentrara más en ampliar las bases para que más niñas, niños y jóvenes, puedan tener acceso a alguna actividad deportiva y se preocupara menos por salir en fotos que nadie recordará en un par de días.
El trabajo en deporte es inmenso y es claro que no se tiene una asignación presupuestal del tamaño de otros sectores como puede ser el de educación con $47 billones, defensa con $39 billones o salud con $35 billones de pesos; pero el espacio se está haciendo y para este año el Ministerio del Deporte ya tenía un presupuesto aprobado de 696.262 millones de pesos. Ahora bien, el tamaño del presupuesto claro que es importante, pero también está el foco y los objetivos que se tengan para convertir ese rubro en un valor transformador o en un monto que se vaya en burocracia, o que por querer hacer muchas cosas sin una estrategia clara, no termine de verse reflejado en nada relevante.
Qué bonito sería empezar a ver más semilleros deportivos en zonas de difícil acceso y en donde la población no tiene mayores opciones de trabajo o desarrollo. El deporte podría ser un agente de cambio que a la vuelta de 5 o 10 años esté detonando unas conversaciones tan distintas a las actuales y tan indispensables para familias enteras que lo único que hacen es ver pasar el tiempo entre promesas de políticos quienes, en años preelectorales, como el que empezamos ahora, pasan por sus zonas prometiendo miles de obras y majestuosos cambios que después son lindas palabras que el viento sopla al ritmo que fueron pronunciadas.
Podría el Ministro diseñar un gran plan (que insisto, puede ser acotado a unas regiones de prueba), que busquen convertirse en un catalizador de cambio, sembrando unas fuertes y sólidas bases para que la persona que llegue al cargo encuentre proyectos con objetivos a corto mediano y largo plazo que sean ejemplo de transformación en algunas zonas priorizadas para tal fin. Para muchos esto puede sonar ingenuo y dirán que mover al Estado es difícil, pero es que las inversiones que se requieren son relativamente bajas ya que lo que existe es tan pero tan poquito, que con algo que se haga bien hecho el efecto transformador se sentirá en cuestión de meses, basta con salir a recorrer las carreteras (pocas se pueden llamar así), pueblos y veredas para ver las condiciones de nuestros queridos ciudadanos.
Es que precisamente cuando se viaja por Colombia hay dos cosas que siempre impactan profundamente, la primera es la escasa infraestructura que tenemos desarrollada para conectarnos entre pueblos y ciudades, y la segunda es que los más jóvenes, carecen de oportunidades y alternativas para no terminar presas de la delincuencia, las drogas o la explotación del trabajo infantil. El deporte es sin duda una de las mejores opciones que se tienen para complementar los esfuerzos que se realizan en educación, y para abrir la mente de miles de jóvenes que puedan comenzar a pensar en construir un proyecto de vida en su región.
¿Será que nos tenemos que sentar a pensar en el impacto de las millonarias inversiones que se hacen alrededor de las distintas disciplinas deportivas que hay en el mundo entero? ¿No tendremos nada que aprender de países en donde los adolescentes que son excelentes deportistas reciben becas y apoyos para ir a la universidad y formarse como profesionales a la vez que terminan sus estudios superiores? ¿Acaso nos hace falta entender que donde el Gobierno pone el foco, los empresarios llegan, la sociedad se alinea y las alianzas se desarrollan para beneficio de todos?
A mí sí que me resulta curioso que no lo veamos. Ideal que el Ministerio impulsara más alianzas público-privadas para este fin, estoy seguro de que muchas universidades intensificarían sus planes de apoyo a deportistas si existiera un programa estructurado y que fuera de crecimiento gradual, mostrando la ruta y dejando buenos resultados para que más jóvenes reciban apoyo, para que más empresas se animen a montarse en el mundo del deporte y para que más colombianos nos interesemos por muchísimas más disciplinas deportivas que no solamente sean el querido fútbol o el ciclismo.
Hoy participan en Tokio cerca de 11.500 deportistas de 204 países, 1.169 son latinoamericanos y 71 de ellos son colombianos. Hemos avanzado sí, y precisamente por ello es por lo que el llamado al nuevo Ministro y su equipo en el gabinete debe ser respetuosamente mayor. Hay que continuar defendiendo el deporte para que muchos más puedan acceder a él, para que gobiernos locales, escuelas y universidades lo tomen más en serio y para que se convierta en una nueva aspiración para cientos de niñas y niños que hoy no hacen mucho porque no tienen ni siquiera el acceso a una cancha deportiva o a un instructor.
El deporte no es un juego de infantes, aunque quienes lo practican confiesan, en la mayoría de los casos, que se divierten como niños. El deporte es una forma seria de ganarse la vida, un mundo empresarial gigantesco, una alternativa para crecer como sociedad y de inculcar valores que transforman comunidades.
Alfonso Castro Cid
Managing Partner
KREAB Colombia