Si puedes soportar oír la verdad que has dicho tergiversada…

Marcial Muñoz

“Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas”…

Este es uno de los maravillosos versos escritos por Rudyard Kipling en If… (Si…). Kipling se lo escribió a John a modo de consejo de un padre a su hijo (aún bebé) para afrontar óptimamente la vida en un mundo complicado. Pero estos versos también son un legado, un mensaje que nos llega a todos, que sigue más vigente que nunca 126 años después, al igual que las otras 8 estrofas que componen el poema completo.

Kipling ya vislumbraba un mundo de necios medio siglo antes de la llegada de la televisión, idiotas potencialmente manipulables. Y eso que probablemente nunca imaginó la dimensión ‘Mass media’ en el reino de impunidad y la mediocridad generalizada de las redes sociales. En donde todo es efímero y superficial. De hecho, todo va a una velocidad tan extraordinaria que no somos capaces de asimilar la realidad que nos muestran. Y en esa nebulosa gris de superficialidad es en donde se mueven como pez en el agua esos ‘villanos’ a los que aludía Kipling. Esos villanos inmorales culpables de que, por primera vez en décadas, haya un retroceso social en la formación y en el nivel intelectual de las nuevas generaciones. Hecho que hará más difícil el acceso al empleo y hará que la calidad de vida de nuestros hijos, respecto a sus padres o abuelos, sea bastante peor.

Nos hemos acostumbrado a muchas cosas por pura herencia social o tradición. Sin plantearnos el ‘por qué’ de las cosas. La sociedad ha perdido muchos de sus valores que durante generaciones la han evolucionado y casi siempre en crecimiento positivo. Hoy en día queremos ingresos del turismo, pero sin turistas; llegar muy lejos y muy pronto en aviones pero sin gasto energético; empresas cerradas que mantengan el empleo. Queremos innovar sin investigar, ser ricos sin esfuerzo y ser sabios sin estudiar. Pues no, sin esfuerzo, sin trabajo o sin talento no se llega a ningún puerto. Al menos a ningún puerto interesante.

Mucho se debate en estos días sobre la libertad de expresión en Internet Vs el reto de mantener una información veraz en un mundo donde sabemos que la mitad de lo que leemos en Internet es falso, o cuanto menos tergiversado, sesgado. El crecimiento de la información falsa en la Red es exponencial al tiempo que crece la polarización y la intransigencia de manera milimétrica en todos los países. Cada día existen menos espacios de ‘confrontación de las ideas’ y la tolerancia, lamentablemente, es un concepto condenado a desaparecer si seguimos por este camino.

Tanto la izquierda como la derecha política son muy culpables de esta situación. La izquierda, por esa soberbia superioridad moral y la imposición de sus ideas sobre el resto sí o sí; y la derecha, por cobarde, por indolente, directamente por incomparecencia en ese debate. Nunca le ha interesado la ‘guerra cultural’, la confrontación de las ideas.

Es necesario buscar espacios donde nos escuchemos para volver a hacer respirable la sociedad. La pandemia ha tensado más las cosas. Es necesario la coexistencia de las ideas y la aceptación de las diferencias con el otro en lugar de aniquilar al ‘adversario’ o intentar convencerle de nuestras posiciones. La vuelta a la pluralidad en la esfera del pensamiento.

Para ello, ojalá los movimientos sociales y políticos más cercanos a la izquierda deben hacer importantes ejercicios de tolerancia y apertura de mente. Tienen que entender que el mundo no es monocolor ni monomodal. Hay muchas formas de hacer las cosas, incluso distintas a como lo piensan. Evitar la criminalización del otro por pensar distinto. El mundo no puede limitarse a ser Progresistas o Fascistas según en su propia terminología. Millones de personas entendemos que hay una amplia gamas de grises. Matices de colores y sensibilidades que cada día están más huérfanos de líderes políticos que se limiten solo a buscar el bien común de la gente.

Ojalá la izquierda sea más transigente con la apropiación de discursos únicos, al mismo tiempo que ojalá la derecha no se tan miope y retome banderas sociales tales como la equidad, el crecimiento sostenible, tanto medioambiental como socialmente hablando. En ese espacio de reencuentro es en donde se retomará el debate de las ideas. Ese debate roto que está rompiendo la sociedad.

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común (….)

(…) Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y — lo que es más — : ¡serás un Hombre, hijo mío!

Así termina su poema Kipling. Y nuevamente esas palabras retumban como una cercana profecía para los días que vivimos. Un mundo lleno de arrogancia, de codicia, de soberbia. La prepotencia de las élites políticas no tienen salida. Son nuestros servidores públicos y no los que generen la división entre el pueblo.

Todo debe cambiar, ojalá todos lean a Kipling. Pueden empezar por el poema completo en este enlace SI, de Ruyard Kipling

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Marcial Muñoz es periodista y director de www.confidencialcolombia.com