Ropa biodegradable, una solución sostenible para el Planeta

La industria de la moda, responsable de un 8% de las emisiones mundiales de CO2 a la atmósfera, es la segunda más contaminante después del petróleo. ¿Cómo reducir su impacto ambiental? La ropa biodegradable es una de las respuestas y una de las principales apuestas del sector para impulsar la sostenibilidad.

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La acumulación de ingentes cantidades de ropa en los vertederos se ha convertido en un problema medioambiental.
La mayoría de los consumidores desconocemos que los vaqueros o las zapatillas de deporte que llevamos conllevan un proceso de fabricación en el que se utilizan numerosos productos químicos muy dañinos para el medio ambiente. Si a eso se le suma que el fenómeno de la fast fashion —moda rápida—, que provoca que la ropa dure poco tiempo en los armarios de los consumidores, el problema se agrava porque en la mayoría de los casos esta acaba en los vertederos y tarda meses, incluso años, en desaparecer.

Moda de usar y tirar

La ropa se está convirtiendo en un producto más de usar y tirar. ¿Por qué? En la actualidad, las cadenas de tiendas cambian el repertorio cada pocas semanas, lo que genera un ciclo de producción constante que ocasiona importantes daños a la naturaleza debido, entre otras cosas, al uso constante de pesticidas y de tintes contaminantes, al consumo excesivo de agua y energía, y a la emisión a la atmósfera de humos contaminantes durante el transporte. La fast fashion se fabrica mayoritariamente en Asia y de ahí se distribuye al resto del mundo.

¿Consecuencias? En términos medioambientales, la industria textil es la responsable del 8% de las emisiones mundiales de CO2, causa al menos un 20% de la contaminación acuífera y provoca, indirectamente, la acumulación de ingentes cantidades de ropa en los vertederos, un tipo de desecho difícil de gestionar. Un dato que lo ejemplifica: en la Unión Europea (UE) apenas se recicla el 25% de los más de 16 millones de toneladas de residuos textiles que se generan cada año.

Probablemente por ello, en 2018 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó la contaminación derivada de la industria fast fashion como una “emergencia medioambiental”. “Está claro que la industria de la moda debe cambiar sus engranajes y ser responsable con el medio ambiente”, afirmó Olga Algayerova, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa en el marco de un evento dedicado al sector. ¿Soluciones? La ropa biodegradable se presenta como alternativa.

Materiales biodegradables

Como en tantos otros ámbitos, el prefijo bío se ha colado también en el terreno de la moda, pero ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de ropa biodegradable? Un material biodegradable es aquel que puede descomponerse en la naturaleza en elementos químicos naturales como resultado de la acción de agentes biológicos como las plantas, las bacterias o los animales, junto con otros agentes físicos como el sol o el agua que transforman estas sustancias en compuestos que sirven de nutrientes para el medio ambiente.

Aplicado a la ropa, las prendas bío —zapatos, camisetas o pantalones, pero también sábanas o manteles— son aquellas que han sido fabricadas pensando en impactar lo menos posible en el medio ambiente durante todo su ciclo de vida. Esto se traduce en la utilización de materiales respetuosos con la naturaleza que se degradan fácilmente. La buena noticia es que cada vez hay más iniciativas en este sentido. Podemos encontrarnos, por ejemplo, desde zapatillas realizadas con materiales como algodón biológico, cáñamo, lino, coco o piel vegetal a zapatillas elaboradas con materiales reciclados como botellas de plástico recogidas del fondo del mar o nylon recuperado de redes de pesca.

Pese a que la ropa biodegradable es mucho más respetuosa con el medio ambiente, el impacto cero no existe. Por esa razón, también hay que apelar a la conciencia del consumidor que tiene en su mano sencillas recetas para minimizar el impacto negativo de la industria de la moda: alargar la vida de las prendas, entregarlas a organizaciones que se encargan de darles una segunda vida o depositarlas en los contenedores especialmente habilitados para ello.