¿Será que las algas marinas: son la solución para la seguridad alimentaria?

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La expansión mundial del cultivo de algas marinas podría contribuir en gran medida a resolver los problemas de seguridad alimentaria, pérdida de biodiversidad y cambio climático del planeta,

El doctorando Scott Spillias, de la Facultad de Ciencias de la Tierra y Medioambientales de la Universidad de Queensland, afirma que las algas ofrecen una alternativa sostenible a la expansión de la agricultura terrestre para satisfacer la creciente necesidad mundial de alimentos y materiales. Es autor de una investigación al respecto publicada en la revista ‘Nature Sustainability‘.

“Las algas tienen un gran potencial comercial y medioambiental como alimento nutritivo y componente básico de productos comerciales como piensos, plásticos, fibras, gasóleo y etanol –afirma Spillias–. Según nuestro estudio, la expansión del cultivo de algas marinas podría ayudar a reducir la demanda de cultivos terrestres y disminuir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) de la agricultura en hasta 2.600 millones de toneladas equivalentes de CO2 al año”.

Los investigadores trazaron el potencial de cultivar más de las 34 especies de algas marinas de importancia comercial utilizando el Modelo de Gestión de la Biosfera Global.

Calcularon los beneficios medioambientales de una serie de escenarios basados en los cambios en el uso del suelo, las emisiones de GEI, el uso de agua y fertilizantes y los cambios previstos en la presencia de especies para 2050.

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“En un escenario en el que sustituyéramos el 10% de la dieta humana mundial por productos derivados de las algas marinas, se podría evitar el desarrollo de 110 millones de hectáreas de tierra para la agricultura –subraya Spillias–. También hemos identificado millones de hectáreas de océano disponibles dentro de las zonas económicas exclusivas (ZEE), donde podría desarrollarse la agricultura”.

Según apunta, “la mayor parte de los océanos adecuados se encuentra en la ZEE de Indonesia, donde se calcula que hasta 114 millones de hectáreas son aptas para el cultivo de algas. La ZEE australiana también muestra un gran potencial y diversidad de especies, con al menos 22 especies comercialmente viables y unos 75 millones de hectáreas de océano aptas”.

Este experto recuerda que muchas especies autóctonas de algas marinas de las aguas australianas aún no se habían estudiado desde el punto de vista de la producción comercial. “A mí me gusta pensar en las versiones ancestrales de los cultivos cotidianos, como el maíz y el trigo, que eran hierbajos poco estimulantes –comenta–. A lo largo de miles de años hemos desarrollado los cultivos básicos que sustentan las sociedades modernas, y las algas podrían tener un potencial similar en el futuro”.

Por su parte, la profesora Eve McDonald-Madden, colaboradora del estudio de la UQ, señaló que la solución de las algas marinas tendría que llevarse a cabo con cuidado, para evitar desplazar los problemas de la tierra al océano.

“Nuestro estudio señala lo que podría hacerse para resolver algunos de los crecientes problemas de sostenibilidad global a los que nos enfrentamos, pero no puede aplicarse sin extremar las precauciones”, prosigue