Mauricio Hernández, economista de BBVA Research, analiza el resultado del PIB del segundo semestre, revelado en las últimas horas por el DANE.
Las contradicciones en la construcción y otros resultados sectoriales
En total, el sector de la construcción creció 0,6%. Las obras civiles (+13,9% anual) siguen mostrando su fortaleza asociada a los últimos años de mandato de los gobiernos regionales y locales. En efecto, las carreteras de origen territorial crecieron 26,0% y las obras financiadas con regalías en las regiones aumentaron 35,3%, mientras que las carreteras de presupuesto nacional cayeron 4,5%. Sin embargo, no todo es un efecto del ciclo político, dando a entender que existen factores de crecimiento de más larga duración, que tiene que ver con el buen desempeño de las obras de cuarta generación y otras ejecutadas por el sector privado. Específicamente, en números, la buena noticia es que las carreteras concesionadas tuvieron un incremento 53,4%. Finalmente, las obras para la minería también tuvieron un comportamiento destacado.
La otra cara de la moneda fue el comportamiento de las edificaciones (-5,6% anual). Los datos del censo de edificaciones muestran que el sector se encuentra en negativo, lo cual era previsible, pero mostró un deterioro mayor al que venía mostrando en trimestres anteriores. En particular, en los datos anteriores, la iniciación de nuevas obras estaba creciendo y el acervo de obras en proceso había dejado de caer y mostraba pequeños crecimientos en el margen. En los datos del segundo trimestre esta recuperación se frenó y las obras nuevas cayeron de nuevo, deteriorando el volumen de las obras en proceso.
En el resto de sectores, el comercio, la administración pública y las actividades profesionales fueron las actividades que más aportaron a la variación del PIB (entre los tres sectores, contribuyeron con 1,7 puntos porcentuales a la variación de 3,0% del PIB). También fueron importantes los sectores de servicios, tales como el financiero e información y telecomunicaciones. Por último, el mayor recaudo de impuestos indirectos (+3,5%) también impulsó el resultado del crecimiento del segundo trimestre.
Al contrario, la industria, la agricultura y la minería, todos ellos catalogados como sectores transables, crecieron por debajo del crecimiento del PIB. El resultado de este conjunto de sectores, que no solo depende de la dinámica interna de la economía, sino también del impulso global y del comportamiento del comercio exterior colombiano, estuvo limitado por el menor crecimiento del PIB mundial y la volatilidad de los mercados internacionales que afectó los precios internacionales de algunas materias primas. En la minería, también fue una limitante la caída reciente en la producción de carbón, como consecuencia de algunos cuellos de botella en el sector, y la menor demanda desde la construcción de edificaciones.
Resultados por componente de gasto
El consumo privado se mantuvo con una dinámica sobresaliente, pese al comportamiento menos positivo del mercado laboral y de la confianza de los hogares. De hecho, se aceleró ligeramente desde el primer trimestre, pasando de un crecimiento de 4,5% anual a marzo a uno de 4,6% entre abril y junio. En el segundo trimestre, este comportamiento se explicó en buena parte por el mayor consumo de bienes durables, entre ellos, vehículos. Si bien, los demás tipos de bienes de consumo también tuvieron una dinámica destacada. Solo el consumo en servicios se desaceleró respecto al primer trimestre. La inversión también mostró un buen crecimiento, mostrando una cifra de 4,3% en el segundo trimestre. El impulso provino de las obras civiles y de la inversión en maquinaria y equipo (+12,0 anual%). En total, la demanda interna creció 4,2% en el trimestre y se constituye como el componente del PIB que más está aportando al resultado total. Esto se debe a que el comercio exterior está contribuyendo negativamente, pues el crecimiento de las importaciones está superando por mucho el de las exportaciones.
Nuestro pronóstico para 2019 es 3,0%: BBVA Research
Los datos disponibles para el tercer trimestre y el resto del año son escasos aún, si bien se puede hacer un balance de la dinámica que traen algunos indicadores hasta mediados del año. En general, los indicadores más relacionados con el consumo anticiparían la imposibilidad del gasto de los hogares de acelerarse más en los próximos trimestres y abogarían por una estabilización o desaceleración de sus cifras.
Estos indicadores son: deterioro del mercado laboral, devaluación del tipo de cambio (efecto negativo en confianza y en compra de bienes durables), inflación acelerándose gradualmente con efectos negativos en capacidad de compra (y en el deflactor del PIB) y baja confianza de los hogares. A su vez, las importaciones de bienes de capital, asociadas a la inversión en maquinaria y equipo, aunque siguen mostrando cifras muy positivas (en parte impulsadas por los incentivos fiscales vigentes), muestran una menor dinámica de crecimiento y ya no crecen a dos dígitos como antes, limitando la fuerte expansión que hasta el momento ha tenido la inversión de este tipo.
Mientras que las edificaciones seguirán aportando negativamente al crecimiento del PIB por uno o dos trimestres más porque la cantidad de obras en proceso es baja aún con respecto al año anterior. Por último, el mercado global seguirá siendo desafiante para el crecimiento de nuestras exportaciones, tanto en cantidades como en precios.
De esta forma, la contribución positiva de la demanda interna y las exportaciones no tendrían un espacio de acelerarse en lo que queda del año. Así, la variación de 3,0% que ya presentó el PIB en el primer semestre no parece ser muy diferente a la variación que tendría el PIB en la segunda mitad del año.
Con lo cual, el crecimiento de todo 2019 se ubicará en un número cercano al 3,0%, según nuestras expectativas.