En el país actualmente hay un auge por consumir productos usados o artículos de segunda mano, una dinámica comercial que, según los expertos, en los últimos 10 años ha ganado terreno.
Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XX, particularmente después de la Segunda Guerra Mundial, momento en el cual comenzaron a surgir las tiendas de segunda mano y las ventas de garaje como una alternativa económica para las familias de poder adquirir los bienes necesarios.
Asimismo, la década de 2010, con la expansión de la Internet y el nacimiento de plataformas de venta en línea como eBay y OLX, marcó un hito para este mercado. Los consumidores comenzaron a tener acceso a una amplia gama de artículos de segunda mano de todo el mundo, lo que impulsó aún más la aceptación y la popularidad de esta tendencia.
En cuanto a la adopción y el crecimiento de este fenómeno comercial en Colombia, Hugo Giovanni Téllez, docente del programa de Marketing de Negocios de Areandina, sede Bogotá, afirma que, si bien la venta de segundazos en el país siempre ha sido una constante, especialmente para las personas que quieren generar ingresos adicionales; se identifica un auge de esta tendencia con la aparición de las redes sociales y los portales de comercio electrónico. “Gracias a estos canales y plataformas, las personas comenzaron a publicar objetos que ya no usaban, buscando una ganancia ocasional”, dice.
Según Téllez, los artículos o productos usados que más tienen mercado en el país, de acuerdo con el número de transacciones, son las consolas de video juegos, celulares, libros, música y relojes. “Sin embargo, en los últimos años ha tomado gran fuerza la comercialización de ropa de segunda mano, pero esta tiene su auge en espacios físicos”, señala.
El docente de Areandina, afirma que, con solo revisar actualmente una cuenta de Facebook, una de las redes sociales más utilizadas en la opción de Marketplace, “se puede identificar que los artículos usados más ofertados son: vehículos, casas o apartamentos, ropa, muebles, tecnología, electrodomésticos y antigüedades, entre otros”.
Cinco factores que explican por qué comprar cosas usadas está de moda
1. Economía: Como consecuencia de la inflación, el desempleo y las altas tasas de interés, entre otras coyunturas macroeconómicas que han golpeado el bolsillo de los colombianos, los consumidores han tenido que buscar nuevas alternativas de ahorrar dinero. Una de ellas, comprar productos usados.
2. Sostenibilidad: Actualmente se percibe en una creciente conciencia por el impacto ambiental que pueden generar las acciones de los seres humanos, en este caso, el consumo excesivo. Según los expertos, optar por artículos de segunda mano reduce la demanda de nuevos bienes, disminuye la necesidad de utilizar recursos naturales y baja la generación de residuos o basuras.
3. Calidad y precio: La durabilidad de los productos usados es cada día mejor. De hecho, la creciente demanda de este tipo de artículos de segunda mano, está desafiando la percepción de que lo nuevo es siempre mejor.
4. Aumento del comercio electrónico: La proliferación de plataformas de venta en línea cada día está facilitando más la compra y venta de productos usados. y este fenómeno comercial ha permitido a los consumidores acceder a una amplía variedad de productos desde sus hogares.
5. Crecimiento del estilo de vida ‘vintage’ y gusto por la moda retro: Ambas tendencias han causado que las personas busquen productos únicos y con carácter, lo que también está impulsando la demanda de artículos usados y antiguos.
De acuerdo con Téllez, la tendencia del consumo de lo usado también está marcando un cambio significativo en la psicología del consumidor. ¿Por qué?
“La compra de productos usados está siendo motivada cada vez más por consideraciones ambientales. Los consumidores están optando por la reutilización en lugar de adquirir artículos nuevos como una forma de reducir su huella ecológica y contribuir a la sostenibilidad del planeta”, indica.
Igualmente, hay un cambio de percepción de valor sobre lo material. “Anteriormente, las personas tendían a asociar el costo con la novedad y el estatus de poseer productos nuevos. Sin embargo, la tendencia del consumo de lo usado está modificado está idea al demostrar que los artículos de segunda mano ofrecen un valor comparable o incluso superior en términos de calidad y precio”.
Al mismo tiempo, Téllez señala que, poco a poco, se ha ido venciendo el miedo al juicio social, en otras palabras, se está acabando el temor al “qué dirán”. “Tradicionalmente, había un estigma asociado con la compra de productos usados, ya que se percibía como una señal de falta de recursos o estatus social. Sin embargo, a medida que esta tendencia ha crecido, este prejuicio ha disminuido. Hoy los consumidores están sintiéndose más cómodos y seguros al optar por artículo de segunda mano miedo a los señalamientos sociales”.