En el 2020 el mundo de enfrentó al peor enemigo en el que se puede pensar, invisible, desconocido y letal, generó mas de 1,6 millones de muertes y ha dejado a mas de 71,2 millones de contagiados diagnosticados, se cree que alrededor de cuatro veces ese número de personas han estado expuestas al virus, pero son asintomáticas. El mundo colapsó.
La incertidumbre generada por el COVID-19, generó un terremoto en el manejo de las políticas monetarias y fiscales del mundo. Los bancos centrales comenzaron a adquirir activos de los gobiernos y de instituciones privadas, para mantener la liquidez en la economía y los gobiernos generaron paquetes de apoyo para diferentes grupos de interés (empresas y ciudadanos en situación de pobreza o de vulnerabilidad principalmente). Los países ricos que tienen efectivos de reserva, pudieron darse el lujo de usar el incremento directo de la base monetaria con la que compraron dichos activos, placeres del olimpo esquivos para países en desarrollo, quienes debieron recurrir a la deuda como principal fuente de financiamiento.
Esto generó un exceso de liquidez mundial, pues un grupo privilegiado tenia acceso a grandes capitales bien sea a través de préstamos blandos o de ayudas directas del gobierno, pero no había en donde gastarlo. En muchos países las empresas accedieron a estos recursos, pero despidieron a todos sus empleados mientras pasaba el paro.
Estados Unidos siempre ha sido el referente en cuanto a seguridad cuando hay crisis, así que hubo un flujo entrante de capitales a ese país que fue incorporado en el sistema financiero y llegó también de manera residual a Europa. El dólar se fortaleció frente a la mayoría de las monedas del mundo.
En Colombia hubo una salida de capitales que profundizó una tendencia que comenzó desde septiembre del año pasado, pero lo más rescatable es que vimos un banco central que tomó las medidas necesarias para mantener la liquidez y mitigar el impacto económico de la parada repentina. El gobierno, a un ritmo mas pausado, tomaba decisiones para atender la emergencia económica y social que se generó. Incrementos de los montos de los subsidios a las personas, subsidios tardíos a la nómina de las empresas, incremento de la base de beneficiarios para atender no solo a la población pobre, sino también a la población vulnerable entre otros.
Solo queda una pregunta y es porqué si estamos en la peor crisis en la historia reciente del país, con un desempleo de más del 14%, con una caída estimada del PIB de alrededor del 8% y con varios sectores de la economía colapsados, aún más de la mitad de los recursos del fondo de mitigación de emergencias están aún en poder del gobierno. ¿Falta de ideas?
Para el próximo año muy probablemente a nivel mundial veremos una recuperación relativamente rápida, en V, de la mayoría de los sectores de los países desarrollados. Un ejemplo es los Estados Unidos que ha demostrado ese tipo de recuperación. Sin embargo, el nuevo presidente de ese país tendrá que decidir si la relación con China va a seguir siendo tan tirante como fue en casi todo el periodo de Trump, ya que como se sabe esta tensión se transmite a los precios de los activos pues sus consecuencias, alteran la demanda y la oferta agregadas mundiales. También deberá decidir Mr. Biden, si sigue estrechando lazos con líderes autocráticos como Vladimir Putin y Mohammad Bin Samal.
Sin embargo, los estrategas de varias firmas del sector financiero prevén que los mercados europeos subirán más que los mercados de Estados Unidos, pues la tendencia de buscar como refugio a dicho país queda en un segundo plano con el comienzo de la vacunación masiva[1]. Pero hay que tener en cuenta que existirá incertidumbre en Europa, ya que la mayor lideresa que ha tenido la unión, Angela Merkel, dejará su cargo sin que haya claridad en cuanto a la continuidad de sus políticas.
Para Colombia los resultados de la recuperación dependerán de las políticas que implemente el gobierno, las señales que se han dado no son claras. Se planea una reforma tributaria que disminuirá el ingreso disponible, contrayendo la demanda agregada; no hay claridad sobre el tiempo que falta para la vacunación masiva y los planes de reactivación se basan en gran medida en el supuesto de la capacidad de planeación y ejecución de las regiones. Dos políticas son de resaltar, el desarrollo de infraestructura y la construcción y por otro lado los subsidios para los menos favorecidos, que se van a mantener probablemente hasta finales de 2021, esos subsidios permiten mitigar el impacto de la pobreza.
La labor del gobierno no es sencilla, debe generar políticas que incentiven la oferta y que incentiven la demanda, se tiene la tranquilidad de un banco central capaz que va a continuar con un gran liderazgo y que está listo para seguir apoyando la recuperación. Es casi seguro que lo vamos a necesitar.
[1] https://www.cnbc.com/2020/11/27/us-stocks-will-be-outpaced-by-europe-next-year-strategist-says.html