Los más recientes resultados de la Gran Encuesta Integrada de Hogares realizada por el DANE revelaron que, en agosto de 2022, la tasa de desempleo en el total nacional fue 10,6 %. Las ciudades que registraron las mayores tasas de desempleo fueron Quibdó e Ibagué, con 24,7 % y 17,5 %, respectivamente. Por el contrario, las menores tasas de desempleo fueron para Manizales y Bucaramanga, con 10,1 % y 9,2 % cada una.
Un estudio realizado por el Politécnico Grancolombiano a nivel nacional reveló que el 40 % de los desocupados o desempleados en Colombia, son profesionales; además, que de los más de 40 millones de personas que están en edad de trabajar, el 13.7 % se encuentra sin empleo. Entre las principales razones por las que este porcentaje alude su desocupación se encuentra la no disponibilidad de trabajo en su ciudad, no encontrar el trabajo apropiado en su oficio o profesión, carecer de la experiencia necesaria, los empleadores los consideran muy jóvenes o muy viejos o encuentran barreras generadas por las brechas de género en determinadas labores.
Llama principalmente la atención esta última razón, teniendo en cuenta que, en el mismo informe del DANE, se refleja que, en el trimestre de junio a agosto de 2022, la tasa de desempleo para los hombres fue de 8,9 %, mientras que para las mujeres se ubicó en 13,8%. Sin embargo, en agosto de 2022, Colombia tuvo un aumento de 1,1 millones de mujeres ocupadas y de 468 mil hombres ocupados.
Carolina Jurado, Directora de la Oficina de Inclusión del Politécnico Grancolombiano, analiza esta situación: “Persisten rezagos que inhiben el crecimiento de la participación laboral femenina, como las brechas en los rendimientos escolares, estereotipos de la educación y aspectos culturales que favorecen el rol reproductivo y de cuidado de las mujeres y que las alejan del mercado de trabajo”
Ante este panorama, urgen acciones que le permitan a las mujeres tener una mayor facilidad para acceder a un trabajo digno y en igualdad de condiciones con los hombres. Desde la academia, se busca aportar a esta problemática, a partir de la formación de profesionales idóneos para el desempeño laboral, pero también desde la generación de espacios que generen reflexión y oportunidades.
“Es fundamental, a través de la educación, poder contribuir a la mitigación de estas brechas, entendiendo que se fundamentan en las creencias y construcciones culturales de lo que es socialmente valorado de acuerdo con el sexo con el que se nace y tradicionalmente existen estereotipos que definen determinados roles sociales y creencias que influyen en la elección de carrera”, agregó la experta.