Nunca he cuestionado un dato del DANE. Eso sí, los directores de la Entidad no deberían editorializar los datos ni defender al gobierno, así tengan la razón, le quitan credibilidad. Sorprendió la disminución de pobreza en centros poblados y ruralidad que bajó de 47,5% a 42,8% en 2020. Esta sería la mayor reducción anual en pobreza monetaria rural desde 2003. Tener el mejor año de reducción durante Covid, aunque esperanzador, si es muy extraño. Entender esta reducción de 480 mil pobres rurales, debe ser prioritaria.
Metodológicamente hay consistencia, inclusive el levantamiento presencial nunca se suspendió, el proceso de encuesta es igual al de 2019. En pobreza extrema también mejoró en 108 mil, el coeficiente GINI de desigualdad rural no desmejoró. Esto mientras en la zona urbana la pobreza aumentó 10,2%, la pobreza extrema 7,4%, y retrocedimos 10 años en desigualdad. Si este dato es correcto, es un milagro del cierre de la brecha rural-urbana. No es que el descenso fue menos fuerte, es el mejor año del campesinado colombiano.
Como era de esperarse, la economía retrocedió 6,8% durante el 2020, el peor año desde que se tienen mediciones. Mientras tanto, el sector agropecuario creció 2,8%. Le fue bien a la pesca, acuicultura y ganadería. La devaluación ayudó al banano y café. El valor de la cosecha cafetera fue 22% más grande que en 2019. Con el turismo en marcado descenso, es un buen año relativo, pero por debajo del promedio. El aumento de construcción de VIS en zona semi-rural pudo haber contribuido. Aun con periodos donde lo agropecuario crecía cerca del 5,0%, nunca la reducción en pobreza fue de esta magnitud.
Las economías ilegales tampoco han tenido un auge que permitiera una explicación extra oficial. Las hectáreas de coca disminuyeron en 53 mil, con record de erradicación manual de 130.000, para un total de 159.000 Ha. A pesar de historias de taquerías en la zona rural y la caída absoluta de pobreza en Cauca, Caquetá, Chocó y Nariño, no se alcanza a explicar la reducción nacional por una bonanza cocalera. Puede que haya algo de dividendo aurífero ya que el precio del oro estuvo en promedio en US$1.773 la onza, pero eso tampoco alcanza.
Una explicación podrían ser los subsidios. Según el DNP, las ayudas rurales son tres veces más eficaces que las urbanas, fenómeno que se ratificó en el 2020. Cada peso contribuye más, la línea de pobreza es 46% más alta en zona urbana. El DPS ha focalizado la oferta hacia el campo desde 2014. La asistencia adicional de la pandemia también fue 2,63 veces más efectiva en el campo que en la ciudad. Sin los subsidios a población rural, la pobreza total habría alcanzado 50%. La buena focalización da resultados, los subsidios pudieron haber bajado 7,1% la pobreza monetaria rural. Los programas tradicionales responsables del 41% de la reducción y 59% de iniciativas creadas en el marco de la pandemia.
Si me hubiesen contado que 2020 fue el mejor año en la lucha contra la pobreza rural en la historia reciente, pensaría que es un chiste. Por ningún lado encontraría explicación. El aire libre y menor densidad hicieron menos intensas las cuarentenas. Si el dato del DANE es verídico, hay que hacer lo posible por mantener subsidios, aunque no se explique cómo mejoran tanto de un año a otro.