De acuerdo con el indicador BBVA Consumption Tracker, el consumo en 2020 cayó un 6,7% frente al comportamiento registrado en 2019. Según los datos obtenidos, el gasto en servicios cayó un 28,1% mientras que el de bienes creció en 9,2%. “Los datos de fin de año siguen mostrando una recuperación paulatina desde sus mínimos de abril cuando la caída interanual fue del 40% por cuenta de los efectos del confinamiento y la pandemia”, aseguró Juana Téllez, economista jefe de BBVA en Colombia.
El consumo tradicional de diciembre sorprendió como casi todos los eventos de 2020. El análisis realizado por BBVA Research a través de su indicador BBVA Consumption Tracker revela que en el último mes del año, la variación anual del consumo se desaceleró frente al registro de noviembre por el alto gasto en la jornada de día sin IVA, Black Friday y Cyber Week, posiblemente como un adelanto de las compras navideñas tradicionalmente realizadas en la primera mitad del mes de diciembre.
En la segunda mitad del último mes del año, se impusieron toques de queda, ley seca y otras restricciones de movilidad en gran parte del territorio nacional que tuvieron un impacto especialmente en los días más cercanos al 24 y 31 de diciembre, con efectos negativos y significativos sobre el consumo.
En línea con lo anterior, el gasto en tiendas por departamento y vestuario fue uno de los de mayor desaceleración en diciembre.
Bienes básicos, los únicos ganadores en 2020
Mientras las tiendas de ropa perdían clientela, los “reyes” del consumo de 2020 fueron los supermercados y droguerías. Con dos picos en el año (marzo y noviembre) los establecimientos donde se conseguían bienes de primera necesidad terminaron el año con un crecimiento, en promedio, de cerca del 20% desde inicio de la pandemia.
Uno de los productos que recuperó su consumo rápidamente fue el de combustibles. Después de caer hasta un 65% a inicios de abril, su recuperación se dio de forma constante desde mayo y para noviembre esta caída ya se había recuperado en un 85% alcanzando una pérdida de tan solo 9%. Pese a esta tendencia, las fuertes caídas al comienzo de la pandemia llevaron a que la variación para todo el año del gasto en combustible fuera de -20%.
El sector de restaurantes no logró cerrar el año con alzas y su recuperación fue lenta. Solo desde septiembre, cuando se reabrió la economía y se eliminaron algunas restricciones de movilidad, los restaurantes empezaron a recuperar ingresos. Sin embargo, diciembre, un mes típico en consumo fuera del hogar, no respondió a esta tendencia y terminó con tasas negativas y caídas de hasta 30%.
Los sectores asociados al turismo comenzaron a recuperar su dinámica a partir de septiembre, mes en el cual se terminó el confinamiento estricto. Aerolíneas y hoteles alcanzaron a recortar algo de la contracción sufrida, mientras que los servicios de entretenimiento mostraron pocas señales de recuperación y el gasto en espectáculos, cines y teatros se redujo en el año 80% por el cierre total de los establecimientos, siendo el grupo de gasto más afectado en la canasta de los hogares.
Comercio electrónico desaceleró su crecimiento
Una vez comenzó la reapertura, los retiros de efectivo mostraron caídas mayores a las registradas por el consumo con tarjeta débito, además las compras electrónicas redujeron su crecimiento. Las transacciones online tuvieron un crecimiento del 20% al comparar año con año previo al fin del confinamiento, sin embargo, se moderaron una vez comenzó la apertura sectorial.
“Los cambios en los hábitos de los consumidores permitieron aumentar las transacciones en línea en un 20% anual respecto a los datos previos a la pandemia. Sin embargo, llama la atención que una vez se empezaron a disminuir las medidas de confinamiento no se mantuvo esta buena práctica que favorece la formalidad y disminuye el riesgo de contagio, entre muchas otros buenos efectos que tiene la disminución del uso del efectivo”, explicó Téllez.
Consumo en ciudades con resultados dispares
Finalmente, en cuanto al comportamiento en ciudades, Bogotá, Medellín y Barranquilla presentaron una reducción del consumo mayor que otras capitales del país, esto debido, entre otros factores, a la necesidad de contención de la pandemia con importante afectación en los grandes centros poblados.
El indicador BBVA Consumption Tracker encontró que las ciudades del Eje Cafetero, como Armenia y Pereira, que presentaron una baja tasa de contagio durante la primera ola, pudieron iniciar la apertura del comercio mucho antes que en el resto del país, con resultados positivos sobre el consumo, que solo cayó 3% frente a 2019. Por el contrario, Cartagena tuvo el mayor deterioro del consumo en el año, asociado a su estructura económica basada en el turismo.
A finales de julio y sobre todo en agosto, se decretaron nuevas restricciones de movilidad en la mayoría de ciudades, principalmente Medellín y Bogotá, con una afectación sobre el consumo durante ese mes. Para el cierre de 2020 e inicios de 2021, varias ciudades se han visto en la necesidad de volver a decretar restricciones a la movilidad con potencial impacto en el consumo en el próximo mes.