¿Y la inflación?

“La inflación siempre y en todos lados es un fenómeno monetario” decía el Nobel de economía Milton Friedman, pero recientemente no parece ser así. Desde Europa hasta Japón, aun con estímulos masivos monetarios y tasas de interés negativas, simplemente no hay inflación. La amenaza inflacionaria del estimulo de Biden hasta ahora no se refleja en la estadística. Los calamitosos anuncios inflacionarios por la relajación monetaria de la Gran Recesión de 2007 tampoco se materializaron. Con el gobierno Duque preparando un freno de $15 billones en la reforma tributaria, es razonable una conversación sobre política monetaria, puede haber espacio para bajar tasas de interés.

Un supuesto central de política monetaria es la Curva Phillips, la relación entre estabilidad de precios y empleo. Para frenar la inflación hay que aumentar tasas de interés, lo cual restringe empleo disminuyendo la demanda. Aunque en los 70s fue evidente, el aumento de credibilidad de los bancos centrales, la mayor globalización y los avances tecnológicos debilitaron esta correlación. Según datos de la OCDE y el FMI publicados por The Economist no hay correlación entre el desempleo cíclico y la inflación de 1995 a 2013. Como dice Larry Summers de Harvard University “la relación se rompió.”

El dato de febrero pone a Colombia con la inflación más baja 1,56% entre sus pares (Alianza del Pacífico + Brasil). Si bien una golondrina no hace verano y no estamos en tiempos normales, es el octavo mes consecutivo que Ban República no logra su meta del 2,0% de inflación. Tanto en diciembre como en enero la decisión de mantener tasas no fue unánime; según las minutas, la Junta Directiva resaltó que “se anticipa una menor senda de tasa de inflación en el horizonte de política, lo que abre un espacio para apoyar la recuperación de la economía con una política más expansiva.” Ya no hay consenso.

El país tiene un problema estructural de demanda, la mayoría de sectores no volverán a niveles pre-pandemia hasta 2023, en algunos casos nunca. El rebote del 11% previsto en el MFMP nos pondría al 97% del PIB del año 2019. Mientras tanto en sectores como vivienda, el acertado ajuste del esquema de subsidios por Min Vivienda, llevó a un record de venta de viviendas VIS en febrero. Con restaurantes cerrados y los demás tratando de sobrevivir, la reducción de tasas impulsa lo que está funcionando. No se puede castigar la eficiencia sino acelerarla más.

Sin decir que Colombia es como Noruega, tampoco es ajena a tendencias globales. La credibilidad de Ban República esta cimentada. La misión del FMI del mes de febrero recomendó “Dada la credibilidad del Banco de la República y el espacio de política monetaria disponible, debe de considerarse una postura más expansiva si la inflación permanece significativamente por debajo de la meta”. Si el FMI esta sugiriendo reducción de tasas, una conversación debe empezar.

El prudente ajuste fiscal del gobierno sin duda va a afectar la anémica demanda existente. Aunque el mejor estímulo para la economía es una rápida campaña de vacunación, los pocos motores existentes requieren alivio. Con los riesgos de transmisión de un peso débil, una reducción de tasas en este momento impulsaría la economía sin poner en riesgo las metas de inflación. También ayudaría al pais.

@SimonGaviria