El mundo ha sido testigo, en las últimas décadas, de una revolución silenciosa pero radical: la aparición de las economías emergentes. De los días en que tales naciones eran ajenas al comercio y las finanzas globales, a los días en que establecen la agenda y determinan la tasa de alza y desafían la hegemonía de las economías occidentales. Desde América Latina hasta Asia oriental, las nuevas potencias están desafiando los términos establecidos de los bastiones financieros mundiales con un vigor brillante.
Nuevas dinámicas de crecimiento: más allá de lo tradicional
Las economías emergentes ya no son sólo fábricas del mundo o exportadores de materias primas. Hoy en día, son centros de innovación tecnológica, de servicios digitales, de entretenimiento y de industrias creativas. Un ejemplo llamativo de esta diversificación es el crecimiento explosivo de plataformas online en sectores antes impensados. En este contexto, los casinos con bono sin depósito representan un fenómeno particularmente interesante. Su popularidad se ha disparado, abriendo nuevas vías de entretenimiento para los usuarios y proporcionando una nueva fuente de ingresos y empleo para las economías en desarrollo. Los casinos en línea han venido a representar la medida en que la digitalización revitaliza a sectores en crecimiento y, de hecho, crea un nuevo mercado en un sector periférico.
Factores que impulsan a las economías emergentes
¿Qué está impulsando este auge? Varias son las palancas detrás de este fenómeno. En primer lugar, el crecimiento demográfico: muchos de estos países tienen poblaciones jóvenes y dinámicas que están más abiertas a la innovación. En segundo plano, la rápida adopción tecnológica: en naciones donde la infraestructura tradicional era escasa, el salto hacia las tecnologías móviles y digitales era una progresión lógica, más rápida. En tercer lugar, un espíritu emprendedor que prospera en tiempos de calamidad, donde la necesidad realmente es la madre de la invención.
Además, los gobiernos de varias economías emergentes han aprendido de crisis anteriores y han implementado políticas más responsables en términos fiscales y monetarios. Esto les ha permitido atraer inversiones extranjeras, estabilizar sus monedas y construir economías más resilientes frente a los vaivenes globales.
Retos y oportunidades en el horizonte
No obstante, a pesar de las buenas noticias, no todo son flores para las economías emergentes. La volatilidad política, los riesgos regulatorios y las still-fester-beneath-the-surface gaps de la desigualdad social son amenazas desafiantes que siguen al acecho. A la vez, también pueden interpretarse estos obstáculos como oportunidades; los países que puedan superar con éxito estos desafíos con un enfoque sensato y una visión estratégica serán los elegidos para ser verdaderos motores del crecimiento mundial.
Un aspecto particularmente importante será la educación y la capacitación tecnológica de las nuevas generaciones. Sólo aquellas economías que inviertan en su capital humano podrán sostener su ascenso y aprovechar plenamente las oportunidades de la economía digital.
Un cambio de era
Estamos en un punto de inflexión, y las economías emergentes no son ya el “futuro prometedor” del que hablaban los analistas hace veinte años. Nos encontramos ante el presente vibrante y perpetuamente cambiante. Los casinos, la fintech, el comercio electrónico, la energía renovable: son sólo algunas de las manifestaciones de la energía joven que constituye esta nueva etapa. Las influencias cambian de manos y lo hacen con energía joven, creativa e imparable. Las próximas dos décadas serán para aquellos que sepan adaptarse, innovar o mirar más allá de los límites tradicionales. Sin duda, el futuro ya está aquí.

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