El Gobierno de Brasil ha decidido trasladar la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI) –en manos de los militares– a Casa Civil, una suerte de secretaría de gobierno ligada estrechamente al Poder Ejecutivo, que ostenta, en este caso, Luiz Inácio Lula da Silva.
La decisión se ha hecho oficial este jueves y si bien el cambio ya se planteó durante el periodo de transición –debido a la impronta bolsonarista de muchos de sus miembros– los ataques del 8 de enero –entre acusaciones de connivencia de los militares– ha terminado por acelerar este traspaso de poderes.
La labor del GSI durante aquellos episodios violentos en los que seguidores de Jair Bolsonaro irrumpieron en la sede de los Tres Poderes ha sido objetivo de las críticas del nuevo Gobierno, que ha cuestionado la incapacidad no solo para prevenir lo que ocurrió, sino también para actuar posteriormente.
La idea de transferir la Abin a Casa Civil fue planteada por Lula, que eligió a Rui Costa –uno de sus hombres de confianza– para liderar este ministerio, en gran medida por la incomodidad en el seno del nuevo gobierno por la militarización de los servicios de Inteligencia, que se entiende como un vestigio de la dictadura.
El GSI, que se encargaba de proteger al presidente y el Palacio del Planalto hasta que la nueva administración creó la Secretaría Extraordinaria de Seguridad Inmediata, está comandada por el general Marco Gonçalves Dias, persona de confianza de Lula y elegido para depurar a los altos cargos afines a Bolsonaro.
Hasta finales de enero, 121 militares habían sido designados para ocupar puestos de distinta responsabilidad en el GSI, después de los masivos ceses que se fueron produciendo tras los ataques del 8 de enero en Brasilia.