Rusia revive en Chernobyl sus peores fantasmas

El pasado 24 de febrero, en el primer día de invasión a Ucrania, las tropas rusas tomaron la planta nuclear de Chernobyl. Parecía una conquista importante. Un símbolo de la resistencia local que caía en manos del Kremlin. La central está a 15 kms de la frontera con Bielorrusia y significaba un importante logro logístico ya que el ejército ruso podría usarlo como un corredor de tropas y armamento. La situación geográfica de la Central había llevado ya al gobierno de Ucrania a desplegar tropas en el sitio a comienzos de febrero, esperando un ataque, pero apenas pusieron resistencia.

Adicionalmente al tema logístico, era un llamado de atención de Rusia a la OTAN. O en palabras del Alto Estado Mayor ruso “una garantía de que los grupos nacionalistas y otras organizaciones terroristas no podrán utilizar la situación actual del país para llevar a cabo una provocación nuclear”.

La jugada de Putin para salvar el Rublo

5 semanas después, el Kremlin se lleva otro nuevo revés de imagen en el plano militar al conocerse la retirada de Chernóbil, según la versión oficial como el repliegue que avanzó Vladimir Putin hace unos días para “recortar la actividad militar en dirección a Kiev y Chernihiv” para “aumentar la confianza mutua y crear condiciones para futuras negociaciones”.

Según recoge la agencia Reuters, el repliegue de fuerzas militares rusas se deben a motivos distintos. La alta radiación de la zona y que podría estar causando estragos físicos en el batallón allí destacado. Unos 300 soldados que estaban atrincheradas en el llamado ‘bosque rojo’, una de las zonas más contaminadas de la zona de exclusión atómica en torno a la central. Según publica también la agencia local Unian, estos militares removieron la tierra donde se concentra la radiactividad para cavar zanjas y trincheras y se expusieron a altas dosis de radiación.

Espacio vetado

Las mismas fuentes de la planta nuclear aseguran que las tropas rusas no han usado ningún tipo de protección para entrar en las zonas más radiactivas, vetadas a los turistas que solían, antes de la guerra, visitar durante unas horas las instalaciones de la central que alberga el fatídico reactor 4, el que provocó el mayor escape nuclear de la Historia. Para realizar esas visitas todos los presentes deben llevar colgado del cuello un dosímetro para medir las dosis de radiactividad presente en cada lugar.

Primeros avances diplomáticos entre Rusia y Ucrania

El ejército ucraniano lleva días insistiendo en que los rusos están usando las cercanías de la central como “refugio”, ya que ahí los ucranianos no los combaten. Si no lo hacen, es porque saben de la peligrosidad de permanecer en determinadas zonas durante horas recibiendo radiactividad, cosa que los rusos parecen haber ignorado. Ucrania posicionó muy pocas tropas en los bosques cercanos a la central desde el principio, y con una continua rotación. Por eso los rusos no tuvieron problemas en ocupar la central a los dos días de iniciarse la invasión.

El Bosque Rojo es el nombre que reciben los árboles ubicados en unos 10 kilómetros de la central nuclear de Chernóbil y su nombre viene del color rojizo que adquirieron los pinos al recibir una intensa dosis de radiación el día del accidente en abril de 1986. Durante las operaciones de limpieza después del desastre, el Bosque Rojo se taló al completo y se enterró en un llamado cementerio de escorias. El lugar que ocupaba el Bosque Rojo es todavía una de las áreas más contaminadas del mundo y es donde se atrincheraron los rusos.

 

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