El Gobierno de Afganistán ha reclamado este jueves a la comunidad internacional que “adopte medidas serias” para evitar los “ataques brutales” de los talibán contra varias capitales de provincia y ha denunciado que los mismos han derivado en “crímenes de guerra”.
“El Gobierno de Afganistán ha trasladado a la comunidad internacional la grave preocupación del Ejecutivo y el pueblo de Afganistán ante los brutales ataques de los talibán contra ciudades, que han derivado en crímenes de guerra, flagrantes violaciones de los Derechos Humanos y una catástrofe humanitaria en Afganistán”, ha dicho el Ministerio de Exteriores afgano.
Así, ha recalcado en un comunicado publicado a través de su cuenta en la red social Twitter que la delegación afgana en Doha ha pedido a la comunidad internacional “medidas serias” para “evitar los ataques de los talibán contra civiles”, así como el inicio de “negociaciones sinceras” para un alto el fuego “inmediato”.
“El Ministerio de Exteriores reitera que la continuación de los sangrientos ataques de los talibán, en colusión con terroristas regionales e internacionales, no sólo llevará a una catástrofe humanitaria y la prolongación de la guerra en Afganistán, sino que exacerbará el extremismo violento e incitará a los terroristas de la región, lo que supone una amenaza grave e irreparable para la seguridad colectiva de la región y el mundo”, ha dicho.
Por ello, ha hecho hincapié en que “detener la violencia y los crímenes de los talibán, en colusión con terroristas regionales e internacionales, no sólo va en interés de Afganistán, sino de todo el mundo, especialmente de los países de la región”.
Los talibán han logrado importantes avances territoriales durante la última semana y controlan en estos momentos diez de las 34 capitales provinciales, incluida Ghazni, que ha sido tomada por los insurgentes a primera hora de este jueves.
El gobernador de Ghazni, Duad Laghmani, y otros altos cargos de las autoridades provinciales han sido detenidos después de abandonar la ciudad con destino a la capital, Kabul, según ha confirmado el portavoz del Ministerio del Interior, Miruais Stanekzai, en declaraciones a la cadena de televisión afgana Tolo TV.
Los consejeros locales Nasir Ahmad Faquiri y Amanulá Kamran habían acusado horas antes a Laghmani de cerrar un pacto con los insurgentes para entregarles la ciudad y añadieron que sólo un pequeño número de miembros de las fuerzas de seguridad atrincherados en el edificio de los servicios de Inteligencia están haciendo frente a los atacantes.
Por su parte, fuentes gubernamentales afganas han confirmado a la cadena de televisión qatarí Al Yazira que el Ejecutivo ha ofrecido a los talibán un Gobierno de unidad, siempre y cuando los combates lleguen a su fin, sin que Kabul se haya pronunciado oficialmente sobre la propuesta o la veracidad de estas informaciones.
Críticas de EEUU
El embajador estadounidense en Afganistán, Ross Wilson, ha indicado durante la jornada que “las afirmaciones de los talibán en Doha no van en línea con sus acciones en Badajshán, Ghazni, Helmand y Kandahar”.
“Los intentos de monopolizar el poder a través de la violencia, el miedo y la guerra sólo llevarán al aislamiento internacional”, ha argumentado Wilson a través de un mensaje publicado en Twitter ante los fulgurantes avances de los talibán.
La Embajada estadounidense ha indicado además que “el aumento de la violencia por parte de los talibán, incluida la ejecución de tropas afganas que se habían rendido, supone una muestra de la falta de respeto por los Derechos Humanos”.
“No eliminen los avances a nivel de Derechos Humanos de Afganistán durante los últimos 20 años”, ha dicho, tras resaltar que estas ejecuciones son “profundamente preocupantes” y actos que “podrían equivaler a crímenes de guerra”.
En este contexto, el primer ministro de Pakistán, Imran Jan, ha desvelado que los talibán han comunicado que no negociarán con Kabul mientras Ashraf Ghani siga como presidente, semanas después de señalar que los insurgentes no quieren ahora un acuerdo político debido a que consideran que pueden lograr una victoria militar.
“La condición es que, mientras Ghani esté allí, (los talibán) no van a hablar con el Gobierno afgano”, ha señalado Jan, quien ha detallado que este mensaje le ha sido trasladado por parte de la delegación talibán en Doha.
Jan ha cargado además contra Washington y ha explicado que “Estados Unidos piensa que Pakistán debe limpiar el caos que se ha expandido durante 20 años en Afganistán”, según ha recogido la cadena de televisión paquistaní Geo TV.
Advertencia de Alemania
Por su parte, el ministro de Exteriores de Alemania, Heiko Maas, ha advertido a los talibán de que si establecen un califato en Afganistán no recibirán “ni un céntimo más” de ayuda al desarrollo por parte de las autoridades del país europeo.
Maas ha detallado en declaraciones concedidas a la cadena de televisión alemana ZDF que estos fondos ascienden en estos momentos a cerca de 430 millones de dólares. El Ejército alemán se retiró recientemente como consecuencia del repliegue estadounidense.
“Los talibán también lo saben”, ha dicho, antes de sostener que es probable que los insurgentes quieran participar y dominar el Gobierno en Afganistán. En ese caso, será decisiva la forma que adopte la futura Constitución del país y qué derechos otorgue al pueblo, ha agregado.
En este contexto, el Gobierno de Dinamarca se está preparando para evacuar del país al personal afgano ante los avances de los talibán. Según las informaciones recogidas por la DPA, el personal afgano en la Embajada en Kabul y los que fueran parte del personal durante los últimos dos años podrán viajar a Dinamarca con sus parejas e hijos menores de edad.
El ministro de Exteriores de Dinamarca, Jeppe Kofod, ha señalado que unos 45 trabajadores afganos han pedido ayuda a las autoridades danesas, antes de resaltar que la mayoría de ellos han trabajado como traductores para la legación diplomática.
Por último, su homólogo de Finlandia, Pekka Haavisto, ha confirmado que el país europeo dará igualmente protección a los afganos que trabajaron con los diplomáticos y los militares del país desplegados en Afganistán a causa del riesgo de represalias ante el avance de los talibán.