El Papa ha criticado el crecimiento financiero de los “países privilegiados” mientras la mitad del mundo “muere de hambre y de guerra”, en la ceremonia de solemnidad de la Inmaculada Concepción, que este año coincide con el segundo domingo de Adviento.
En la basílica vaticana donde este sábado creó 21 nuevos cardenales, Francisco ha cuestionado algunas contradicciones evidentes de las sociedades contemporáneas. “¿De qué sirve el dinero en el banco, la comodidad en los pisos, los falsos contactos del mundo virtual, si luego los corazones permanecen fríos, vacíos, cerrados? ¿De qué sirven los altos niveles de crecimiento financiero de los países privilegiados, si la mitad del mundo muere de hambre y de guerra, y los demás permanecen indiferentes?”, se ha interrogado.
“¿De qué sirve viajar por el planeta, si cada encuentro se reduce a la emoción de un momento, a una fotografía que nadie recordará dentro de unos días o meses?”, ha continuado.
Ante todos los cardenales presentes que han participado en la celebración de acción de gracias, que deben ser -según el Papa- “portadores de una sola sabiduría con muchos rostros”, ha lamentado un mundo donde hay “quien le falta el respeto al padre y a la madre, quien no quiere hijos, quien considera a los demás como un objeto o como un fastidio, quien considera el compartir como una pérdida y la solidaridad como un empobrecimiento”.
“Lamentablemente, a nuestro alrededor vemos cómo la pretensión del primer pecado, el de querer ser como Dios sigue hiriendo a la humanidad, y cómo esta presunción de autosuficiencia no produce ni amor, ni felicidad”, ha afirmado el Papa en su homilía.
El Pontífice también ha reflexionado sobre la belleza de María, “sierva” no en el sentido de “esclavizada” sino de “estimada”. “No hay salvación sin la mujer, la Iglesia es mujer”, ha explicado.
Para el Papa, la vida de María es una “entrega continua”. Como esposa, se la define como “sierva del Señor”; pero aquí el Papa ha aclarado que el término “sierva” no es el sentido de “esclavizada” y “humillada”, sino de persona “de confianza”, “estimada”.
Por ello, ha pedido en el día que la Iglesia celebra la Inmaculada que “su corazón lleno de amor nos conquiste, que nos convierta y haga de nosotros una comunidad donde la filiación, el matrimonio, la maternidad sean regla y criterio de vida; donde las familias se reúnan, los esposos compartan todo, los padres y las madres estén presentes, cercanos a sus hijos”.
Está previsto que Francisco acuda esta tarde a la Plaza de España en el centro de Roma para rendir el tradicional homenaje a la imagen de la Virgen Inmaculada.