gases de efecto invernadero, acelerar la producción de energía renovable y reducir el calentamiento global en “muy por debajo” de 2°C y, de ser posible, en 1,5°C.
Sin embargo, los compromisos contraídos en París aún están lejos de convertirse en realidad. Algunos analistas creen que la COP26 tiene una urgencia extraordinaria debido a que en los últimos años los desastres naturales, como tormentas, inundaciones e incendios forestales, han estado afectando a más y más regiones en todo el mundo, así como a millones de personas. (https://www.aa.com.tr/es/an%C3%A1lisis/-cu%C3%A1l-es-la-importancia-de-la-conferencia-sobre-el-clima-cop26/2406806 )
Gobiernos, sociedad civil y sector privado afirman que es necesario que esta COP 26 que se desarrolla en Glasgow, Escocia entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre es decisiva para la supervivencia de la especie. Pero muchos de nosotros no sabemos qué tan cierto es, que se necesita para llegar a ese consenso, quienes son los actores claves en esto y que podemos esperar de esta cumbre.
Para empezar, es necesario entender los 0.5°C de diferencia. Hasta cierto punto de calentamiento, las actividades humanas pueden adaptarse a una normalidad nueva de recursos limitados, “decrecimiento” económico y rehabilitación ambiental. Pero si los gases de invernadero calientan más el planeta, entonces los sistemas climáticos y ecológicos de los que ha dependido el ser humano durante siglos estarían en peligro, el planeta se volvería invivible, la desigualdad aumentaría y obviamente la actividad económica se vería gravemente afectada.
A 1.5 grados de calentamiento, se anticipan aumentos de 48 centímetros de nivel del mar para finales del siglo, que es aproximadamente dos veces más que los niveles actuales. Dos grados de calentamiento incrementaría el nivel del mar 56 centímetros. Esto significa que, ocho de las 10 ciudades más grandes del mundo son costas y enfrentarían inundaciones substanciales, erosión e incremento de tormentas incluso bajo el escenario más leve. Cuidado, no son solo esas 8 ciudades, son la gran mayoría de ciudades costeras: Cartagena, Barranquilla, Salvador, Viña del Mar, Ciudad de Panamá etc.
Por otro lado, el océano absorbe la mayoría del exceso de calor atrapado en la atmósfera por los gases de invernadero y conforme se calienta, la vida marina se cocina viva. Las olas de calor marinas, en particular amenazan los arrecifes de coral y las plantas y los animales que dependen de ellos. Ya que los arrecifes de coral asisten a la industria pesquera, el incremento en las temperaturas del océano amenaza una fuente clave de ingreso para las comunidades costeras e importantes industrias.
El mundo puede anticipar 16 veces más olas de calor marinas al año a 1.5 grados de calentamiento, 23 veces más olas de calor a 2 grados de calentamiento y 41 veces más a 3.5 grados de calentamiento. Todos estos escenarios devastarían la vida marina, pero cada ola de calor marina que se evite ayuda a proteger las plantas y los animales bajo la superficie del mar.
¿Qué pasa con los compromisos asumidos en la conferencia de Paris? “La ambición colectiva está muy lejos de poner al mundo en camino de cumplir los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global”, resume Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de Cambio Climático para la ONU.
Basados en previas actuaciones como la conferencia en Paris, 2015, donde los países ricos se comprometieron previamente a aportar USD 100.000 millones al año para 2020 con el propósito de ayudar a los países pobres a enfrentar los efectos del cambio climático. Sin embargo, esto ha quedado solo en intenciones. Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de septiembre 2020, reporta que, en 2019, el último año con datos disponibles, solo se activaron alrededor de USD 80.000 millones.
Sólo 75 países cumplieron el plazo para actualizar sus planes, lo que supone alrededor del 30% de las emisiones mundiales. Y los planes entregados tampoco dan pie a la esperanza. Los NDC (Contribuciones Nacionalmente Determinadas) actualizados de Australia, Brasil, Japón, México, Nueva Zelanda, Rusia, Singapur, Corea del Sur, Suiza y Vietnam no cumplen con el requisito de presentar aumentos en el nivel de ambición climática, según Climate Action Tracker, un órgano independiente del informe de investigación de la ONU.
Además, los planes combinados de todos los países consiguen reducir las emisiones en menos de un 1% para 2030 en comparación con los niveles de 2010, dijo Espinosa. “Estamos entrando colectivamente en un campo de minas, con los ojos vendados. El siguiente paso significaría un desastre”, asegura la experta.
“Lo que es imperdonable es el hecho de que los países más ricos del mundo, que representan el 75% de las emisiones globales, no han hecho lo que les corresponde”, agregó también el jefe de la ONU, António Guterres, refiriéndose a los compromisos de la Conferencia de Paris.
Con la necesidad de mantener el incremento de la temperatura global en un máximo de 1.5 grados, los pocos avances en las metas establecidas en Paris y siendo el 2020 el año con las temperaturas mas altas de la historia (con tendencia a empeorar) ¿Qué podemos esperar de la COP26 en Glasgow?
Ante:
1) La ausencia de Xi Jinping (China y Vladimir Putin (Rusia) 2 de los países que más CO2 aportan
2) La negativa de India, Corea del Sur y China a firmar el acuerdo para la reducción de Metano, promovido por Estados Unidos y la UE
3) La meta de emisiones 0 anunciada por Arabia Saudita para 2060 (10 años tarde)
4) La tibia reacción de China al dar a conocer su hoja de ruta sobre el clima, sin mencionar un mayor esfuerzo en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (a pesar de que prometió reducir el uso de combustibles fósiles en un 20% para 2060) y
5) la rampante deforestación en Brasil e Indonesia
6) La ausencia de India, China, Estados Unidos y Australia en el acuerdo para reemplazar el uso del carbón por energía limpias (46 países han firmado el acuerdo), que son 4 de los países que más lo usan en el planeta.
El panorama para Glasgow es más oscuro que sus constantes días lluviosos. No se ve voluntad política, voluntad de las empresas y medios reales para emprender los campos necesarios para la reducción de emisión de gases. Ante esto ¿Qué se puede hacer?
De no cumplir las expectativas la COP26, la humanidad debe tomar otro tipo de medidas, como es que los inversionistas y accionistas de las empresas asuman un compromiso real con el calentamiento global y exijan que los directores generales y CEOs de las empresas la implementación, gobernanza y transparencia en planes, programas e indicadores de sostenibilidad (ESG – Environmental, Social and Governance), para que estas reduzcan sus emisiones a la brevedad posible.
Se hace necesario que se cambie el sistema por donde más sensible es: la financiación, dividendos e inversiones. De esta manera, el sector privado se vera forzado a aplicar tecnología (o mejorar la existente) para llegar las metas de reducción de emisión de gases.
Por otro lado, se ha visto que las manifestaciones y el activismo tienen un techo. Lastimosamente, figuras como Greta Thunberg, Wangari Maathai o Francisco Vera se convierten en personajes anecdóticos de las conferencias (sin desconocer lo importante de su labor, es vital tener esas voces). Es necesario, que este activismo se lleva al escenario electoral, que pasa por le pedagogía del voto, para elegir candidatos que tengan al cambio climático como eje de su programa.
Finalmente, cada uno de nosotros como consumidores o clientes, podemos exigir en cada una de nuestras compras que esos productos se hagan de manera sostenible. Entiendo la dificultad como consumidores, pues no todos los productos se pueden producir de esta manera, pero se puede comenzar con aquellos que lo pueden hacer (¿no las bolsas plásticas innecesarias?).
Con o sin éxito en la COP26, debemos estar conscientes que es nuestra ultima oportunidad de evitar un infierno en la tierra, literal.
***Datos científicos y evidencia de avances de la Conferencia de Paris se encontraron en: www.globalcitizen.org ***