Indígenas y sindicatos de Ecuador mantuvieron una protesta el sábado y prometieron no ceder en su intento de revocar las medidas de austeridad impuestas por el presidente Lenín Moreno que han convulsionado al país por tres días.
Las manifestaciones, que se tornaron violentas, se han convertido en un desafío para Moreno, quien asumió el cargo en el 2017 y puso a la nación petrolera en un camino promercado después de años de un gobierno de izquierda.
Comunidades indígenas obstaculizaron con piedra, palos y neumáticos algunas carreteras en el norte y sur del país, dijeron testigos, mientras la policía los instaba a dispersarse.
Los líderes indígenas llamaron a mantener la protesta, luego de que la noche del viernes los transportistas decidieron levantar la huelga tras dos días de haber paralizado al país en oposición a la eliminación de subsidios a los combustibles.
“Continuamos con la protesta en cada uno de nuestros territorios. No nos va a debilitar el alza de paro de los transportistas (…), el movimiento indígena está en movilización indefinida en todo el país”, dijo Jaime Vargas, presidente de la organización indígena CONAIE.
“Con cárcel o sin cárcel la decisión está firme”, agregó vía telefónica a Reuters.
En las protestas del jueves y viernes se registraron disturbios y destrozos de bienes públicos, lo que obligó a Moreno a declarar un estado de excepción por 60 días y a detener a unas 379 personas, entre ellos líderes de los transportistas.
El mandatario ha dicho que no desistirá de su decisión de poner fin a los subsidios de diésel y gasolina extra, que han estado vigentes por décadas, y que está abierto al diálogo para evaluar medidas de compensación.
“El término del paro de los transportistas es un triunfo del país, de la paz ciudadana”, dijo el canciller ecuatoriano José Valencia, a la prensa extranjera en Quito.
“Son decisiones difíciles, decisiones no sencillas, pero que son indispensables; el Gobierno cree que a mediano y largo plazo el efecto en la economía será positivo”, agregó al señalar que el Gobierno aumentó la ayuda económica directa a los sectores pobres para compensar el aumento de los precios.
Huelga Nacional
Los manifestantes convocaron a una huelga nacional el miércoles.
“La indignación del paquetazo es del pueblo ecuatoriano (…) el paquetazo es un premio a empresarios, a la banca y por cumplir las recetas del FMI”, dijo el presidente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), Mesías Tatamuez a Reuters.
El Gobierno informó en un comunicado que tras un análisis técnico y “por la actualización de costos se justifica” un aumento de la tarifa del transporte urbano de entre 5 y 10 centavos de dólar, pero será la autoridad de cada ciudad la encargada de ratificar el costo del pasaje.
El transporte se retomó el sábado de manera irregular a lo largo del país. En Quito, los buses urbanos no circularon en la ciudad a diferencia de los taxis que retomaron el servicio.
Mientras que en Guayaquil el transporte operaba con mayor fluidez en medio de la presencia de policías, aunque la población se quejaba de un aumento en los precios de alimentos.
“Todo quieren subir con el pretexto de que la gasolina subió de precio, ahora sólo falta que nos den el golpe final con el precio de los pasajes”, dijo Camilo Salazar, un jubilado de 65 años, mientras compraba en un mercado al sur de Guayaquil.
No estaba claro por qué los sindicatos de transporte suspendieron la huelga, aunque los líderes dijeron que sus quejas habían sido entregadas al Gobierno.
Ecuador espera alrededor de unos 1.500 millones de dólares con la eliminación de subsidios a los combustibles, que se suman a otras reformas tributarias y laborales propuestas por Moreno para combatir un abultado déficit fiscal.
Ecuador alcanzó en febrero un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 4.200 millones de dólares con un programa económico de tres años.