Foto: tomada de europapress.com
El Papa ha condenado la pena de muerte en su primer discurso en Baréin, en presencia del rey Hamad bin Isa bin Salman Al Khalifa, al advertir que la existencia de los que son castigados, en alusión a las personas que están encarceladas, “no puede ser eliminada”.
“Pienso principalmente en el derecho a la vida, en la necesidad de garantizarlo siempre, también en relación con los que son castigados, cuya existencia no puede ser eliminada”, ha dicho Francisco, que ha aterrizado tras un vuelo de 5 horas procedente de Roma, en la base aérea de Sakhir, donde ha sido recibido por la familia real y el cuerpo diplomático.
El viaje del Papa al pequeño archipiélago formado por una treintena de islas y gobernado desde hace más de dos siglos por la dinastía suní de los Al Khalifa ha recibido muchas críticas por parte de activistas que han denunciado las violaciones a los derechos humanos que sufren los chiítas, la rama musulmana mayoritaria. De hecho, antes del viaje el Papa recibió una carta de familiares de condenados a muerte en el país del Golfo Pérsico en la que le pedían que denunciase la situación de los presos políticos allí encarcelados.
Francisco, que tiene previsto participar al Foro de Bahréin para el ‘Diálogo: Oriente y Occidente por la Convivencia Humana’ y mantener diversas reuniones con las autoridades religiosas y civiles locales, ha expresado su agradecimiento por la invitación para participar en la conferencia internacional centrada especialmente en el tema del respeto, la tolerancia y la libertad religiosa.
“Son temas esenciales, reconocidos por la Constitución del país, que establece que no debe haber ninguna discriminación en base al sexo, a la procedencia, a la lengua, a la religión o al credo, que la libertad de conciencia es absoluta y que el Estado tutela la inviolabilidad del culto”, ha recalcado.
En este sentido, ha asegurado que los compromisos a este respecto “han de ser puestos en práctica constantemente, para que la libertad religiosa sea plena y no se limite a la libertad de culto”. “Para que la misma dignidad y la igualdad de oportunidades sean reconocidas concretamente a cada grupo y a cada persona; para que no haya discriminaciones y los derechos humanos fundamentales no sean violados, sino promovidos”, ha agregado.
Francisco, que es el primer pontífice que visita el reino de Baréin, con el que la Santa Sede inició relaciones diplomáticas en el año 2000, ha señalado que la diversidad “no es uniformante, sino inclusiva” y ha manifestado que la sociedad “multiétnica y multirreligiosa” de Baréin es “capaz de superar el peligro del asilamiento”. “Esto es muy importante en nuestro tiempo, donde el repliegue exclusivo sobre sí mismo y sobre los propios intereses impide captar la importancia irrenunciable del conjunto”, ha aseverado.
En su discurso, también ha señalado su preocupación ante el crecimiento, a gran escala, “de la indiferencia y de la sospecha recíproca, a la expansión de rivalidades y contraposiciones que se pensaban superadas, a populismos, extremismos e imperialismos que ponen en peligro la seguridad de todos”.
Durante el viaje en avión, al que ha accedido en silla de ruedas, el Papa ha confesado que le dolía la rodilla y, según relatan periodistas que le acompañan en el avión a través de sus redes sociales, por primera vez no ha recorrido la parte trasera del avión para saludarlos.