La Guerra fría del Siglo XXI tiene los mismos actores que la del Siglo anterior, pero con algunos cambios en los escenarios. Desde la caída del Muro de Berlín en 1989, una cascada de países del antiguo bloque soviético se fueron incorporando a la OTAN, lo que ha tensionado a Rusia pues se estrechó el cerco en torno a su frontera. Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia, Montenegro, Albania, Macedonia del Norte y Bulgaria cambiaron de ‘bando’ desde 1997.
En la tradicional neutralidad se mantuvieron dos países cercanos geográficamente a Rusia: Finlandia (mar y 1.300 Kms de frontera terrestre) y Suecia (solo mar). Pues bien, la invasión a Ucrania ha hecho que estos ‘vecinos’ se estén replanteando dar un giro e ingresar en la OTAN como medida de disuasión. Este movimiento geopolítico inesperado ha tensionado más la guerra de Ucrania. Hasta el punto que Rusia ha amenazado seriamente tanto a Finlandia como a Suecia de desplazar tropas y armamento de alto alcance a la frontera de Finlandia. “Si Finlandia y Suecia inician el proceso de ingreso a la OTAN “no se podría hablar más de un Báltico libre de armas nucleares”, amenazó el Kremlin, directamente.
Negativa de Moscú
Naturalmente, a Moscú no le gusta la idea de estar rodeada por países OTAN. “No se puede hablar más de un estado libre de armas nucleares para el Báltico, se debe restablecer el equilibrio”, dijo Dimitri Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia. “Hasta hoy, Rusia no ha tomado tales medidas y no íbamos a hacerlo”, dijo el ex primer ministro Medvedev.
Pero Rusia ya tiene armas nucleares en la región del Báltico, según ha denunciado poco después el ministro de Defensa de Lituania, Arvydas Anusauskas. Anusauskas dijo a la agencia BNS de Lituania que se desplegaron armas nucleares en el enclave ruso de Kaliningrado en el Mar Báltico ya antes de la crisis actual. El enclave ruso de Kaliningrado, a orillas del mar Báltico, se encuentra emparedado entre dos miembros de la OTAN, Lituania y Polonia.
La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, dice que anunciará la decisión sobre la OTAN “en unas semanas”. Finlandia y Suecia comenzaron a hablar sobre la posibilidad de abandonar su neutralidad a largo plazo y unirse al bloque antes de la operación militar rusa en Ucrania. A día de hoy la mayoría de los finlandeses apoya la idea del ingreso. En Suecia también ha crecido el respaldo, aunque está más disputada una victoria del ‘sí’. Ambos países han estado no alineados desde la Segunda Guerra Mundial a pesar de tener ejércitos relativamente pequeños.
Cambio de estrategia
Helsinki, capital de Finlandia, ha confiado en su propia disuasión militar y en mantener relaciones amistosas con Moscú para mantener su integridad ante un país con el que luchó en el siglo XX. Suecia no ha librado una guerra durante 200 años. Ahora ambos países se plantean si es mejor unirse a la OTAN, el ‘enemigo’ de su vecino más complicado. La OTAN las colocaría bajo el paraguas del Artículo 5, que garantiza que un ataque contra un aliado de la OTAN es un ataque contra todos.
El próximo mes de junio, la OTAN celebra una cumbre en Madrid que puede ser clave para el futuro del nuevo ‘Telón de acero’. Mientras tanto, Finlandia asume que necesita prepararse para cambios en la frontera con Rusia. La pertenencia a la OTAN aumentaría el presupuesto de defensa de Finlandia entre un 1% y un 1,5%, según cálculos gubernamentales. El gobierno de Helsinki reconoce que si entra en la OTAN tendrá que prepararse para el crecimiento de tensiones en la frontera con Rusia.
Finlandia ha sido invadida por fuerzas rusas o soviéticas tres veces desde 1918. El país ha mantenido el servicio militar obligatorio casi universal. Aunque sus militares profesionales a tiempo completo son 22.000 efectivos, aproximadamente 900.000 finlandeses constituyen las fuerzas de reserva del país.