Rusia vive otra guerra, que es la misma, lejos del campo de batalla en Ucrania. Su economía, en Moscú, vive hoy una de las jornadas más importantes de su historia reciente. El Kremlin tiene que afrontar este miércoles el pago de 117 millones de dólares (unos 106 millones de euros) en intereses de dos bonos de deuda. Y todo apunta a que no hará frente a su abono o, como mucho, intentará realizarlo en rublos, pese a que los inversores solo aceptarán dólares. Esa jugada desataría una tormenta por impago de deuda o default, que podría alcanzar los 150.000 millones de dólares (unos 140.000 millones de euros) y desataría un terremoto financiero que se dejaría notar en las empresas de Europa.
No obstante esto no es nuevo, las principales agencias internacionales de ‘rating’ como Fitch y Moody’s ya han rebajado la nota crediticia de Rusia por debajo del bono basura, y el propio FMI avisó la semana pasada de que la bancarrota es más que probable; Fitch, de hecho, habló de que era «inminente». Así, la presidenta del Fondo, Kristalina Georgieva, explicó entonces que «no es que Rusia no tenga dinero, sino que no puede usarlo» por las sanciones aplicadas por Occidente tras la invasión de Ucrania.
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Rusia ya vivió un ‘default’ en 1998, en parte por el coste que tuvo la primera guerra de Chechenia. Entonces salió a flote gracias al apoyo internacional y las ventas de petróleo y gas, dos salvavidas que ahora no son viables por el bloqueo internacional. Es decir, este bloqueo de Occidente no solo puede precipitar la caída de Moscú, sino impedir que se levante en un periodo corto de tiempo. Además, el impago de finales de los noventa se produjo en rublos. Hay que remontarse a 1918, cuando los bolcheviques se negaron a abonar los bonos comprometidos por el zar, para encontrar un ‘default’ del país en dólares.
¿Qué pasaría en Occidente si Rusia entra en quiebra técnica?
La respuesta es: depende. Existen unos países europeos más expuestos que otros a la deuda rusa. Y en el primer grupo se encuentra Italia, cuyos bancos tienen una exposición de 25.300 millones de dólares; Francia, que tiene una exposición de 25.200 millones; y Austria, de 17.500 millones de dólares. España, por su parte, tiene muy contenido el riesgo en apenas unos 800 millones de euros, según las fuentes consultadas, y con la banca nacional sin presencia directa en la deuda.
Asimismo, cabe destacar que el riesgo sistémico de Rusia está muy contenido ya que el peso de su deuda sobre PIB está muy lejos de ser un problema al situarse incluso por debajo del 20%. Por poner en contexto dicha cifra, España tiene una deuda sobre PIB cercana al 119%, diez veces más en suma. La mayoría de los bancos de los países del euro empezaron a reducir su exposición al mercado ruso tras el conflicto de Crimea hasta llevarla a niveles de hace dos décadas. Lo cierto es que las entidades financieras buscan huir ahora de cualquier riesgo y estar presente en el país es uno. Fuentes financieras explican que si Rusia ofrece el pago en rublos, la capacidad de los inversores internacionales para acceder a esos pagos es extremadamente difícil en el entorno actual del mercado por las sanciones decretadas.
Empresas rusas
Según el analista internacional Joaquín Robles, «el verdadero problema es que Europa también está expuesta a la deuda de empresas rusas» y recuerda que Gazprom ha emitido hasta 25.000 millones de dólares en bonos. Respecto al impacto de un impago de la deuda soberana rusa, Robles reconoce que el impacto es todavía «incierto», aunque asegura que «muchos analistas afirman que el riesgo no es sistémico».
Hay bancos y gestoras de fondos que llevan días pensando en que la posibilidad de un ‘default’ sea real. Fuentes financieras señalan que las entidades de mayor tamaño tienen «mecanismos para gestionar este tipo de impagos», dado que ya tienen experiencia por situaciones pasadas en otros países como Argentina o Venezuela. La intención del sector financiero con exposición a deuda rusa pasa por seguir en relación con los reguladores para tratar de mitigar el golpe y asesorar a sus clientes para alejarse todo posible de activos rusos.
Periodo de gracia
Así las cosas, lo que puede ocurrir en el corto plazo es todo incertidumbre. Abonar ese dinero en rublos supone técnicamente un impago, como recuerda Raymond Torres, director de Coyuntura y Economía Internacional de Funcas. Con todo, este experto recuerda que Rusia aún tendrá un periodo de gracia de un mes para tratar de buscar una solución a ese ‘default’.