OMS avisa de que la pandemia ha frenado la atención a la salud mental en el 93% de los países de todo el mundo

(EUROPA PRESS) –

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una encuesta, en la que se han analizado a 130 países, que avisa de que la pandemia del coronavirus ha frenado la atención a la salud mental en el 93 por ciento de las regiones, a pesar de que la crisis generada por el Covid-19 ha aumentado la demanda de los servicios sanitarios que prestan esta atención.

Y es que, tal y como ha recordado el organismo de Naciones Unidas con motivo de la celebración, el próximo 10 de octubre, del Día Mundial de la Salud Mental, el duelo, aislamiento, la pérdida de ingresos y el miedo por el coronavirus están desencadenando problemas de salud mental o agravando los existentes.

De hecho, se cree que muchas personas pueden estar enfrentando mayores niveles de consumo de alcohol y drogas, insomnio y ansiedad. Además, la OMS ha recordado que el Covid-19 en sí mismo puede provocar complicaciones neurológicas y mentales, como delirio, agitación y accidente cerebrovascular. Las personas con trastornos mentales, neurológicos o por uso de sustancias preexistentes también son más vulnerables a la infección por SARS-CoV-2, ya que pueden tener un mayor riesgo de sufrir resultados graves e incluso la muerte.

“La buena salud mental es absolutamente fundamental para la salud y el bienestar en general. El Covid-19 ha interrumpido los servicios esenciales de salud mental en todo el mundo justo cuando más se necesitan. Los líderes mundiales deben actuar con rapidez y decisión para invertir más en programas de salud mental que salvan vidas, durante la pandemia y más allá”, ha dicho el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

En concreto, la encuesta, realizada entre junio y agosto de 2020, ha analizado cómo ha cambiado la prestación de servicios mentales, neurológicos y por uso de sustancias debido al Covid-19, los tipos de servicios que se han interrumpido y cómo los países se están adaptando para superar estos desafíos.

En este sentido, más del 60 por ciento informó de interrupciones en los servicios de salud mental para personas vulnerables, incluidos niños y adolescentes (72%), adultos mayores (70%) y mujeres que requieren servicios prenatales o posnatales (61%).

Asimismo, el 67 por ciento vio interrupciones en el asesoramiento y la psicoterapia; el 65 por ciento en servicios críticos de reducción de daños; y el 45 por ciento en el tratamiento de mantenimiento con agonistas opioides para la dependencia de opioides.

El 35% de los países ha interrumpido las intervenciones urgentes

Más de un tercio (35%) informó interrupciones en las intervenciones de emergencia, incluidas aquellas para personas que experimentan convulsiones prolongadas; síndromes severos de abstinencia por uso de sustancias; y delirio, a menudo un signo de una afección médica subyacente grave.

Asimismo, el 30 por ciento informó interrupciones en el acceso a medicamentos para trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias; y alrededor de las tres cuartas partes informaron al menos interrupciones parciales de los servicios de salud mental en la escuela y el lugar de trabajo (78% y 75% respectivamente).

Si bien muchos países (70%) han adoptado la telemedicina o la teleterapia para superar las interrupciones de los servicios en persona, existen disparidades significativas en la aceptación de estas intervenciones. Más del 80 por ciento de los países de ingresos altos informaron haber implementado la telemedicina y la teleterapia para cerrar las brechas en la salud mental, en comparación con menos del 50 por ciento de los países de ingresos bajos.

La OMS ha emitido orientación a los países sobre cómo mantener los servicios esenciales, incluidos los servicios de salud mental, durante el Covid-19 y ha recomendado que los países asignen recursos a la salud mental como un componente integral de sus planes de respuesta y recuperación. También ha instado a los países a monitorear los cambios y las interrupciones en los servicios para que puedan abordarlos según sea necesario.

Y es que, aunque el 89 por ciento de los países informaron en la encuesta que la salud mental y el apoyo psicosocial son parte de sus planes nacionales de respuesta al Covid-19, solo el 17 por ciento de estos países tienen fondos adicionales completos para cubrir estas actividades.

Todo esto destaca la necesidad de más dinero para la salud mental. De hecho, la OMS ha señalado que a medida que continúe la pandemia, se impondrá una demanda aún mayor a los programas de salud mental nacionales e internacionales que han sufrido años de insuficiencia crónica de fondos.

“Gastar el dos por ciento de los presupuestos nacionales de salud en salud mental no es suficiente, por lo que los donantes internacionales también deben hacer más: la salud mental todavía recibe menos del 1% de la ayuda internacional destinada a la salud. Aquellos que inviertan en salud mental obtendrán recompensas. Las estimaciones anteriores al Covid-19 revelan que casi un billón de dólares en productividad económica se pierde anualmente solo por la depresión y la ansiedad. Sin embargo, los estudios muestran que cada dólar estadounidense gastado en atención basada en la evidencia para la depresión y la ansiedad devuelve 5 dólares estadounidenses”, ha zanjado la OMS.