Se cumplen seis días desde que Julen, un menor de 2 años, cayó a un estrecho y profundo pozo en Totalán, Málaga (sur de España), seis días de angustia para su familia y para el conjunto de la sociedad, que asiste en vilo a una operación de rescate sin precedentes en España por su dificultad y envergadura.
Desde que el pequeño se precipitó por el pozo -de 25 centímetros de diámetro y 107 metros de longitud- y su familia dio aviso de lo ocurrido, se inició una carrera contrarreloj para sacar al niño que, pese al esfuerzo en turnos de 24 horas de más de un centenar de rescatistas, se ha encontrado con todo tipo de dificultades.
La primera llegó en forma de tapón de arena a los 73 metros de profundidad, un obstáculo con el que se topaba una y otra vez la cámara que se introdujo en el pozo, y que hizo que el primer método de acceso hasta Julén, la succión de ese material, no diera resultado.
Se propuso entonces la construcción de túneles, uno horizontal y hasta dos paralelos en vertical, pero la necesidad de actuar casi a ciegas, sin estudios previos, ha hecho que los técnicos se hayan encontrado numerosos problemas que han ido dilatando los plazos anunciados para el rescate.
Finalmente, la opción en la que más confía el equipo de rescate es un túnel vertical junto al pozo, que ha obligado a realizar una operación de desmonte del terreno que ha constituido una auténtica obra de ingeniería civil, según Ángel García, ingeniero responsable del operativo.
Eso sí, los problemas no merman el ánimo de las personas que llevan desde el domingo intentando sacar a Julen de ese angosto pozo.
“Es como si Julen fuese el hijo de todos y nosotros vamos a por él”, ha relatado García, en una frase que resume el espíritu de todo el equipo y a la que se suman los vecinos de Totalán y la barriada malagueña de El Palo, en la que reside la familia del niño.
Los vecinos colaboran como pueden, aportando alimentos a los trabajadores y ofreciendo sus viviendas para que estos puedan descansar algunas horas, aunque muchos rehúsan parar y prefieren seguir con la tarea.
Precisamente, una vecina de Totalán ha acogido a la familia de Julen, cuyos padres, José Roselló y Victoria García, están “rotos” por la situación.
El padre sacó fuerzas el pasado miércoles para hablar ante los medios de comunicación y manifestó que los días de búsqueda son “meses” para ellos, aunque mantuvo la “esperanza” de que su hijo salga vivo del pozo “con la ayuda de un ángel”.
Ese ángel es Oliver, un hermano de Julen que la pareja perdió en 2017 por un problema cardiaco, un hecho que añade más dramatismo a este suceso y ha originado una cascada de solidaridad con la familia que recorre toda España.
La ayuda ha llegado desde todos los rincones del país, y numerosas empresas y administraciones públicas han aportado medios humanos y materiales con la máxima rapidez.
El operativo de rescate avanza sin pausa hacia el rescate de Julen, superando los inconvenientes que se encuentra por el camino, y deseando que más pronto que tarde se pueda llegar hasta el pequeño y acabar con esta angustia que ya desborda fronteras.
Con información de EFE