Panamá y Colombia han acordado este miércoles permitir el cruce de su frontera a un total de 650 migrantes por día, con el objetivo de controlar el flujo de personas entre ambos países dado el reciente aumento de este, que ha derivado en una crisis, especialmente por la situación en el corredor selvático conocido como Tapón del Darién.
La ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Erika Mouynes, y la directora del Servicio de Migración, Samira Gozaine, han anunciado que esta será la cuota de personas que puedan transitar en la frontera con Colombia por día.
El establecimiento de una cuota diaria fue uno de los puntos acordados por ambos países en una reunión la semana pasada, que pactó que el Gobierno panameño daría el primer paso aceptando el cruce de los migrantes que se dirigen principalmente a Estados Unidos pero se ven atrapados en el municipio colombiano de Necoclí.
De este modo, en un nuevo encuentro este miércoles se ha determinado que cruzarán a Panamá hasta 650 migrantes diarios mientras exista aglomeración en la mencionada localidad, donde se estima que hay 15.000 personas, por lo que se prevé que a partir del 1 de septiembre se facilite el tránsito solo a 500 migrantes diarios de martes a sábado.
Por otro lado, Gozaine ha avanzado que este jueves se llevará a cabo una nueva cita en Costa Rica con autoridades de ese país y Colombia para discutir las cuotas de migrantes que circularán entre los tres territorios, una reunión de la que, ha asegurado, “saldrá algo favorable”.
En el encuentro de este miércoles además de autoridades de Panamá y Colombia han estado presentes representantes de Costa Rica, Perú, Brasil, Ecuador, Chile, México, Estados Unidos y Canadá, con quienes el Ministerio de Exteriores panameño pretende responder al flujo migratorio en su frontera, que principalmente afecta a haitianos procedentes de Chile o ciudadanos cubanos.
Según datos oficiales, cerca de 50.000 migrantes han cruzado de Colombia hacia Panamá en lo que va de 2021. Uno de los objetivos de los gobiernos de sendos países es que estas personas eviten la selva del Darién, donde enfrentan mayores peligros y abusos.