El Papa ha instado a la iglesia a asumir “la vergüenza de los abusos a menores” y ha exigido que se resuelva este “delito”, tras lamentar que siga existiendo en las estructuras eclesiásticas.
“Hoy en la Iglesia misma existe este delito, y la Iglesia debe avergonzarse y pedir perdón y tratar de resolver esta situación con humildad cristiana, y hacer todo para que no vuelva a suceder. Si un abuso es suficiente para avergonzarse, la Iglesia debe pedir perdón por ello. Esta es nuestra vergüenza y nuestra humillación”, ha asegurado el Pontífice en su primer discurso en el Castillo de Laeken, residencia de la familia real belga, que ha visitado en su primer día de agenda oficial en Bélgica.
El Papa aterrizó este jueves en la base aérea de Melsbroek, cerca de Bruselas, a las 19.06 horas, tras un vuelo de 28 minutos procedente de Luxemburgo. Allí fue recibido por el Rey de Felipe de Bélgica, tras ser transportado al suelo desde el avión por una plataforma elevadora mientras estaba sentado en la silla de ruedas que usa normalmente para desplazarse.
Dirigiéndose a las autoridades y el cuerpo diplomático, Francisco se ha referido al caso de los cerca de 30.000 bebés que fueron arrebatados a sus verdaderas familias para ser adoptados, con la complicidad de la Iglesia católica entre 1945 y 1980, un escándalo que salió a la luz en 2015.
En este sentido se ha mostrado “entristecido por el fenómeno de las adopciones forzadas”. “En aquellas espinosas historias, se mezclaba el fruto amargo del crimen y del delito con lo que, por desgracia, era el resultado de una mentalidad extendida en todos los estratos de la sociedad, hasta el punto de que quienes actuaban de acuerdo con ella creían en conciencia que hacían el bien, tanto del niño como de la madre”, ha denunciado el Papa.
“A menudo la familia y otros actores sociales, incluida la Iglesia, pensaban que para eliminar el estigma negativo, que por desgracia en aquella época afectaba a la madre soltera, era preferible por el bien de ambos, madre e hijo, que éste fuera adoptado. Incluso hubo casos en los que a algunas mujeres no se les dio la opción de quedarse con el niño o darlo en adopción”, ha añadido. Del mismo modo ha denunciado, fuera del discurso que tenía preparado, que esto ocurre también ahora “en algunas culturas, en algunos países”.
Para el Papa, los abusos a menores son “una lacra que la Iglesia está afrontando con decisión y firmeza, escuchando y acompañando a los heridos y poniendo en marcha un programa capilar de prevención en todo el mundo”.
También el primer ministro belga en funciones, Alexander De Croo, se ha referido a los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia. En su discurso ante el Pontífice ha señalado que “hay que dar pasos concretos” y “escuchar a las víctimas”, además de reconocer “las atrocidades” y hacer justicia.
El Papa se ha encontrado en Bélgica con una iglesia cuya credibilidad ha sido dañada por los escándalos de abusos sexuales. Sin embargo, en este país de más de 11,5 millones de habitantes, según el último informe anual de la Iglesia en Bélgica, el 50% de los belgas se identifican como católicos, de los cuales el 8,9% va a misa al menos una vez al mes.