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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha respaldado este jueves al ministro de Defensa, José Múcio, tras las críticas recibidas por amplios sectores del Partido de los Trabajadores (PT) y afines al Gobierno por supuestamente infravalorar las protestas que luego estallaron en los asaltos el domingo a las sedes de la Presidencia, el Congreso y el Tribunal Supremo, en Brasilia.
“Él va a continuar siendo mi ministro porque confío en él”, ha confirmado el presidente Lula en una conversación con periodistas en el Palacio del Planalto, uno de los lugares violentados por los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro.
“Siento el más profundo respeto por él y va a continuar. Si tuviera que cambiar ministros cada que cometen un error sería la mayor rotación de mano de obra de la historia de Brasil”, ha expresado el presidente brasileño.
“Todos cometemos errores. José Múcio va a continuar”, ha zanjado Lula, quien, según la prensa brasileña, ya le hizo saber estos días al ministro de Defensa su malestar por la supuesta displicencia que habría mostrado con las protestas que finalmente derivaron en al asalto a las sedes de los tres poderes.
Desde el PT se ha conminado a Lula para que cesara a Múcio por su supuesta connivencia con los asaltantes, recordando cómo se mostró partidario de no desmantelar por la fuerza los campamentos bolsonaristas desde los que se gestó el ataque y desde donde han estado pidiendo un golpe militar desde la derrota en las urnas de Bolsonaro el pasado 30 de octubre.
En esa línea se manifestó públicamente el ministro de Justicia, Flávio Dino, quien dijo que confía en que desde de el Ministerio de Defensa se analice por qué el Gabinete de Seguridad Institucional no actuó como correspondería. “Quiero creer que esa investigación ocurrirá”, manifestó.
Las dudas acerca de Múcio, de quien se destacó su papel conciliador para tratar con las Fuerzas Armadas, datan de las semanas previas a la toma de posesión de Lula, cuando algunos en el Gobierno eran partidarios de expulsar a quienes estaban acampados a las puertas de las sedes del Ejército en varias capitales del país.
Múcio insistió en que eran manifestaciones “democráticas” y bien podría afirmarlo “con mucha autoridad” ya que tenía “amigos y familiares” en esos mismos campamentos.