Con la toma del poder por parte de los Talibán a Afganistán, se silencian los derechos de un pueblo, provocando el retroceso en la democracia que se había ganado durante 20 años.
Con esto se condena a sus habitantes a vivir en medio de un terror profundo a sentir la muerte minuto a minuto o que en cualquier miembro de la familia pueda ser sometido a torturas y vejámenes. Aquí se pierde toda libertad, la voz se calla, los ojos ven pero son obligados a ser ciegos, suenan en los oídos las órdenes arbitrarias, lo mismo que los disparos intimidantes y la muerte ronda buscando víctimas.
Los medios de comunicación son silenciados, tanto que las periodistas han tenido que vestir burka para salvar sus vidas, y la información es revisada milimétricamente, los camarógrafos son agredidos con fuertes golpes propinados con armas de fuego, una familiar de una periodista fue asesinada, demuestran que no están dispuestos a respetar la vida de ciudadanos nacionales y mucho menos extranjeros.
Opera la ley sharía, las mujeres no tienen derechos, no pueden trabajar, estudiar, salir solas, vestir de colores, no hay televisión, no se puede comer cerdo, ni ciertos aceites, no se permite tener colgados en las paredes cuadros o imágenes de ningún tipo. Son obligadas a vestir Burka, prenda que ha subido absurdamente de precio en los últimos días porque hay escasez, y en algunos hogares hay solo una para tres o cuatro mujeres que no tienen dinero para comprar y quienes se han visto en la necesidad de utilizar sábanas para poder cumplir con la absurda regla, y, quién no la cumpla será condenada a castigos, lapidación y muerte.
Ya cerraron varias escuelas privando de la educación a las niñas y mujeres. Los grupos que han salido a protestar son dispersados a punta de disparos, los talibanes muestran la crudeza de su fuerza y estrenan armas poderosas de las que EE.UU. les entregó y de las que se apoderaron, quedando armados hasta los dientes para someter a un pueblo a su antojo, con abusos y humillaciones de todo tipo. El hambre merodea, la carestía de insumos médicos aumenta en medio del Covid-19, mientras el país pasa a manos de personas arbitrarias, autoritarias y violentas.
El panorama es devastador para las mujeres y la pregunta que el mundo se tiene que hacer es, ¿qué vamos a hacer por ellas? Algunas personas piensan que no les afecta porque es un país lejano, el problema es que todo lo que ocurre afuera siempre afecta adentro, ¿y si fuera yo? ¿Y si mis hijas están en riesgo de ser fusiladas? ¿Qué pasa si no puedo estudiar, trabajar, ni vestirme como quiero? ¿Qué hacer cuando pierdo mis derechos y no tengo voz y mucho menos voto?
Los niños corren por el riesgo inminente de ser raptados o vendidos a los Bacha Bazi para ser explotados y condenados a la esclavitud sexual o a la mendicidad. El horror se apodera de una nación que clama al mundo ayuda.
Aquí se miden las acciones de las grandes organizaciones como la ONU, G7, OTAN, OIM, OMS, UNICEF, DD.HH. Y las diferentes ONG´S que tendrán que hacer ver a los talibanes su función y hacer respetar los derechos humanos de los ciudadanos afganos. Ojalá los grupos feministas que de verdad defiendan los derechos de la mujer se pronuncien.
El mundo debe volver la mirada a este un país, no podemos ignorar su dolor y angustia. Vivir bajo un régimen sin sentido, catastrófico y devastador no puede ser la opción. Condenar a los afganos a la miseria, al hambre, a la violencia y a la muerte nos hace cómplices por no hacer ni decir nada. Defender la libertad de ellos, nos hace valorar y reafirmar la libertad que tenemos.
Nuestras acciones valen la pena, empecemos por aportar ideas para liberar a sus ciudadanos de este régimen devastador y catastrófico para los derechos de las mujeres y las niñas.