La sugerencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de combatir el coronavirus con una “inyección” de “desinfectante” consternó a científicos y especialistas, que lo acusaron de “irresponsabilidad” por sus “peligrosas” declaraciones.
Sin rastro de apoyo científico o médico en sus palabras y de nuevo ante la mirada de incredulidad de quienes le acompañaban -especialmente de la coordinadora de respuesta de la Casa Blanca ante el coronavirus, Deborah Birx-, Trump explicó su primera teoría: “Lo que veo es que el desinfectante, que mata al virus en un minuto, igual hay una manera de hacer algo así inyectándolo dentro, como una limpieza, porque ves que va a los pulmones. Sería interesante probarlo. Habrá que usar médicos para eso pero a mí me parece interesante”.
Pero había más. Trump mostró una variante a la inyección de desinfectante basada en el otro enemigo del virus, el calor: “Pongamos que golpeamos el cuerpo con una luz tremenda, ultravioleta o simplemente muy potente. Hay que hablar con los médicos para ver si hay alguna manera de aplicar luz y calor para curar”.
Las conclusiones de Trump se nutren de un estudio del Departamento de Seguridad Nacional al que se refirió anoche que sugiere que el virus muere más rápido en ambientes calurosos y húmedos y bajo la luz del sol.
Rápidamente, el director de la Agencia del Medicamento de Estados Unidos, Stephen Hahn, llamó a la población a “no ingerir desinfectante” para evitar que las palabras de Trump calaran en sus simpatizantes. Pese a esto, quiso quitar hierro a lo dicho por el dirigente: “Son las preguntas que cualquier médico esperaría de un paciente”.
También Robert Reich, profesor en la Universidad de California en Berkeley, denunció que “las sesiones informativas de Trump están poniendo en peligro la salud del público. Boicotear la propaganda. Escucha a los expertos. Y por favor no beba desinfectante “, según escribió en un tuit de respuesta al publicado por un periodista de la MSBC que recogía el literal de Trump.