El presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, han celebrado una histórica e improvisada cumbre en la militarizada frontera intercoreana que ha servido para reactivar las conversaciones sobre desnuclearización, estancadas desde febrero.
Tras concluir su encuentro con Kim, Trump ha dicho que “en las próximas dos o tres semanas van a empezar a trabajar los equipos”, y que al frente de la delegación estadounidense van a estar el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el enviado especial de Estados Unidos para Corea del Norte, Stephen Biegun.
El reinicio de estos contactos es el resultado de un encuentro organizado de manera inesperada que ha acabado convertido en una cumbre informal y que ha contado nuevamente con el apoyo del presidente surcoreano, Moon Jae-in, una figura clave para mediar en el proceso de desnuclearización.
El encuentro ha arrancado con un momento histórico cuando Trump y Kim se han encontrado ante de la línea divisoria que separa las dos Coreas, que se mantienen en guerra desde casi 70 años, en lo que ha supuesto la primera reunión entre líderes de Estados Unidos y Corea del Norte en la emblemática frontera.
Igualmente histórico ha sido cuando Trump ha decidido cruzar la línea de demarcación militar y se ha convertido en el primer presidente estadounidense en pisar territorio norcoreano.
“Se trata de un momento histórico que pretende poner fin al conflicto en la península“, ha explicado después Kim, que ha añadido que el gesto de Trump ha sido “valiente” y que demuestra “su voluntad de eliminar todo el pasado de infortunio y abrir un futuro nuevo”.
“Nos hemos reunido y nos gustamos el uno al otro desde el primer día y eso es lo que importa“, ha afirmado.
Finalmente el encuentro ha ido más allá del efecto puramente simbólico y publicitario que preveía la mayoría de analistas cuando los dos mandatarios se han reunido durante casi una hora a puerta cerrada.
El titular de la Casa Blanca ha asegurado que se ha tratado de “una reunión muy consistente” y que “no hay prisa” por completar la desnuclearización de Corea del Norte.
Moon Jae-in, que acompañó a Trump a la frontera pero no participó en el encuentro a puerta cerrada, también valoró muy positivamente el encuentro y agradeció los esfuerzos del presidente estadounidense por lograr la desnuclearización de la península.
En la capital vietnamita, Pionyang abogó por una desnuclearización gradual acompañada del progresivo levantamiento de sanciones, una oferta que consideró inaceptable Washington, que sostiene que no relajará sanción alguna mientras el régimen no elimine sus programas nuclear, de misiles y de armas químicas y biológicas.
Desde entonces, Corea del Norte había endurecido el tono, reclamando a Estados Unidos retornar a la mesa con una postura más flexible, e incluso realizó dos pruebas de misiles.
El propio Trump quitó hoy peso a esos test, argumentando que se trató de proyectiles de corto alcance “que cualquier país prueba con regularidad”, aunque a su vez dijo que de momento no se va a levantar ninguna las sanciones que pesan sobre el régimen de Pionyang.
El mandatario estadounidense incluso planteó informalmente a Kim visitar Estados Unidos, algo que hasta ahora no ha hecho ningún líder del régimen.
“Le he dicho,’¿Sabes qué? En el momento adecuado vas a venir, los dos vamos a estar ahí’ Pero aún nos queda camino por recorrer. Veremos”, ha afirmado Trump sin especificar cuál ha sido la reacción de Kim al comentario.