Naciones Unidas tiene confirmada hasta este martes la muerte de al menos 136 civiles en Ucrania, entre ellos 13 niños, en el marco de un conflicto del que aún se desconoce el alcance exacto sobre la población, en la medida en que la propia ONU ha reconocido que el balance de víctimas es “mucho mayor” al que puede verificar.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, responsable de recopilar este balance independiente, también ha informado este martes de 400 civiles heridos, entre ellos 26 niños, y ha reclamado el cese “inmediato” de las hostilidades para evitar una escalada aún mayor del conflicto.
“La mayoría de estas víctimas se deben al uso de armamentos explosivos con gran capacidad de impacto”, ha dicho la portavoz del Alto Comisionado, Liz Throssell, al aludir a proyectiles de artillería pesada, lanzacohetes o ataques aéreos. Este tipo de acciones, ha añadido, implican “riesgos muy altos”, en la medida en que pueden tener un impacto “indiscriminado y desproporcionado” sobre los civiles.
La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) también ha advertido en su último informe de que los daños sobre la población e infraestructuras civiles “siguen aumentando” y ha expresado su preocupación por el impacto que el conflicto está teniendo sobre la ciudadanía, no sólo de forma directa sino también mediante la paralización de servicios y suministros básicos.
En el este de Ucrania, según la OCHA, la población está ya “al borde de una catástrofe humanitaria”.