Las selvas del Pacífico vieron crecer a Alí Bantú Ashanti, en donde ejercía la minería artesanal junto a sus papas (Antonio y Rosalba), no para vivir de esta actividad sino para sobrevivir y adquirir lo necesario.
Su nacimiento se dio en el corregimiento de Coteje en el municipio de Timbiquí en Cauca, un territorio que está rodeado por el Río Timbiquí y la quebrada del pueblo. Desde allí se desplazaban a las profundidades de la selva hacia el socavón donde construían unos ranchos temporales que les servían de refugio durante el tiempo en que ejercían esta actividad. El oficio que desempeñaba era el de recoger las piedras, mientras su mamá buscaba el oro con la batea y su papá cortaba unos palos con machete.
Madrugaba con su papá a pescar en el rio, para luego alistarse e ir hasta la mina en donde luego de trabajar, se sentaba a escuchar las historias de los adultos, rutina que para un niño de menos de 10 años no era normal, por lo que sus padres debían dar una intensa lucha cuando le llevaban al pueblo y este no quería devolverse por querer jugar con sus amigos al fútbol, pero no con un balón, sino con una pelota de trapo.
Conoció la escuela a los 10 años, algo que en el territorio era normal porque los niños desde pequeños eran llevados por sus padres a trabajar en la minería. El lugar que le vio nacer no contaba con servicios de agua y luz, sus calles eran destapadas y en la mayoría de casas las carencias y necesidades básicas insatisfechas saltaban a la vista.
Ingresar a estudiar y ver que había niños que tenían un poco más que él, le hizo entender la triste realidad que viven muchas personas en el mundo entero, de nacer con los mismos derechos del otro pero en condiciones diferentes.
Para ir al colegio no utilizó zapatos nuevos, todos los que se puso fueron heredados de algún familiar.
Rápidamente aprendió a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir, obteniendo una rápida promoción a cursos superiores. Es por esto que la primaria la termina a los 14 años e ingresa al bachillerato en donde intercambia opiniones con sus profesores y escucha las molestias de muchas personas por la malversación de los recursos públicos en el municipio.
La primera manifestación en la que participa se organiza en Timbiquí, donde llegan unos computadores para los estudiantes de bachillerato pero que curiosamente no podían utilizar porque el pueblo no contaba con luz eléctrica. A esta protesta que en un comienzo era estudiantil, se unen otras personas del pueblo que se encontraban molestas con la administración municipal porque no sabían que había sucedido con los recursos asignados para la instalación del acueducto.
Todo esto le hizo tomar consciencia de la realidad del colombiano afrodescendiente, que vivía en situaciones parecidas pero en diferentes ciudades, municipios y veredas del país.
Cuando su liderazgo y capacidad de oratoria fue conocida en la región, recibió la oferta de lanzarse al concejo municipal con el apoyo del grupo político de Juan Carlos Martínez, oferta que rechazó sin pensarlo dos veces, porque no le gustaba lo que había detrás de este personaje, y prefirió trasladarse a Popayán para estudiar en la Universidad del Cauca Ingeniería Física, la que abandonó porque los recursos no le alcanzaban, sin embargo, junto a otros jóvenes impulsa el Palenque Universitario del Cauca para ayudar a promover a los jóvenes universitarios afros que residían en esta ciudad, que califica como “agresiva y poco hospitalaria”.
Se traslada a Bogotá e ingresa a estudiar Derecho a la Universidad Autónoma y hace contacto con otro grupo de jóvenes afros que más adelante se articula con el movimiento estudiantil MANE, que protestaba en ese momento por la reforma a la Ley General de Educación, durante el gobierno de Juan Manuel Santos.
Mientras estudiaba trabajaba en carpintería, vendiendo camisetas y libros, actividad que le permitía conseguir para el sustento diario. Cada peso que ganaba debía medirlo.
Considera que los sueños hay que pelearlos y lucharlos y es por esto que su nueva batalla está en obtener una de las curules especiales para afrodescendientes, para desde allí dar los debates que permitan mostrar las necesidades de esa Colombia profunda que muchos ignoran pero a la que acuden cuando necesitan votos para privilegiar sus propios intereses y engordar sus bolsillos con los recursos públicos.
Alí Bantú Ashanti, quiere llegar al Congreso de la República con el movimiento, ‘Soy Porque Somos’ acompañado por la candidata presidencia afrodescendiente, Francia Márquez.