La provincia China de Hubei y su capital Wuhan, origen de la pandemia, por fin tienen fecha para el fin de su reclusión: mañana miércoles en la provincia. La capital tendrá que esperar una semana más. Ya en el día de ayer se relajaron las restricciones, permitiendo a los ciudadanos salir a los jardines para tomar el sol y hacer ejercicio moderado.
Esta excelente noticia confirma la eficacia de las medidas aislamiento. Pensemos que la ciudad de Wuhan, de 11 millones de habitantes, ha contabilizado más de 50.000 infectados y ha sufrido más de 2.500 muertes. En comparación, Colombia, con una población cuatro veces mayor, solo ha tenido 378 contagios y 3 trágicas muertes. En esta provincia china las medidas llegaron tarde, ya que había muchas personas contagiadas al entrar en vigor. A más infectados, más probabilidad de que individuos sanos se contagien. De ahí la importancia de aplicar medidas nada más comienza la epidemia, como se hizo en Bogotá y finalmente en todo Colombia.
Los resultados positivos de las medidas de aislamiento en el gigante asiático han quedados de manifiesto con las alentadoras cifras reportadas por el gobierno de Pekín: cero contagios locales en todo el país, de 1.386 millones de habitantes. En la provincia en cuestión, las nuevas infecciones llevan siento nulas casi toda una semana. La cifra de muertos también se ha reducido a cero durante tres días seguidos.
Estos datos han llevado al gobierno del Presidente Xi Jinping a levantar las medidas de forma gradual a partir de hoy. Esto incluye la movilidad dentro de toda la zona, y la salida de los habitantes de la provincia de las Tres Gargantas al resto del territorio de la República de China.
Es interesante destacar otro efecto positivo del aislamiento de la población: tras dos meses sin circulación de vehículos, la contaminación de la ciudad de Wuhan, siempre en niveles preocupantes, ha bajado de forma dramática. Esta misma tendencia se vislumbra en la capital de nuestra república, donde la contaminación ha bajado hasta niveles más tolerables (hay que acordarse que, antes de las medidas de aislamiento obligatorio, la ciudad se encontraba en alarma ambiental).
Claramente, se ve la luz al final del túnel. Lo que nos tiene que dar aun más “verraquera” para aplicar las medidas y persuadir a los demás para que también lo hagan.