El laberinto sin salida, breve manual para entender la crisis política española


ELa paradoja más terrible de la democracia es que el propio sistema haga no gobernable un país. Esto es precisamente lo que ha sucedido en la mayor parte de la historia reciente de Italia, por ejemplo; y ahora parece contagiarse a España, en donde el 28 de abril se celebrarán las terceras elecciones generales en menos de tres años. Aquí todas las claves para entender la política ibérica a 8.000 kms de distancia.

Sistema de elección de presidente

Hay dos grandes diferencias del sistema político colombiano respecto al español, mientras el nuestro es una república presidencialista, en España la constitución marca un sistema monarquía parlamentaria. El Rey reina, pero no gobierna, de hecho, carece de poder ejecutivo, que recae en el presidente del gobierno.

El presidente del Gobierno es elegido por una mayoría absoluta (la mitad + 1 de 350 curules) del Congreso, no como en Colombia que es una elección directa del ciudadano en la votación. Para que un presidente sea investido debe sumar 176 votos a favor en primera votación o más votos a favor que en contra en segunda votación. Primer lío.

Pros y contras del sistema

La inestabilidad viene por el mismo sistema representativo. Los ciudadanos votan en las elecciones generales listas cerradas (a partidos políticos) hasta un total de 350 diputados, que salen elegidos proporcionalmente en número en las 50 provincias que consta España. El presidente investido por el parlamento no siempre es el más votado por el pueblo, por muy raro que eso nos resulte en Colombia, sino que lo eligen los 350 diputados de los distintos partidos elegidos como representantes de la soberanía popular. De hecho, parte de esta ‘italianización’ e ingobernabilidad de España se produce por la atomización de partidos y la circunstancia de que el candidato más votado no pueda lograr las mayorías suficientes para gobernar.

La gran ventaja del sistema español es que el presidente no tiene tanto poder como en Colombia y debe apoyarse (negociar) en el Congreso (y el Senado) para gobernar. En teoría suena bien. La gran crítica y el problema real al sistema es el poder que tienen los partidos minoritarios, quienes realmente tienen la llave de gobierno cuando esos pocos diputados de esos partidos pequeños son clave para sumar la mayoría.

La situación actual de los partidos políticos

El panorama en el espectro político español es el siguiente, de izquierda a derecha hay cinco grandes partidos políticos:

  • Podemos: extrema izquierda, comunistas y bolivarianos. Surgen durante la crisis de principio de la década como respuesta anticapitalista a la crisis económica. Están en sus horas más bajas desde su fundación hace 5 años. Su líder Pablo Iglesias ha pecado de exceso de falta de carisma interno, las divisiones y purgas entre la ejecutiva del partido, unido a una serie de escándalos personales, hacen que puedan perder buena parte de la representación ganada en estos años.
  • PSOE: izquierda. Actualmente es el partido de Gobierno. Su viraje actual a la izquierda hace que haya ganado adeptos de votantes disconformes de Podemos. No obstante, eso ha propiciado que atraviese una profunda división interna pues históricamente siempre se ha mostrado un partido más centrado. Su presidente, Pedro Sánchez, tiene la difícil tarea de atraer al votante más centrado por un lado, y el más radical por otro, para tener opciones de sumar, y adicionalmente, hacer ver que su coqueteo con los independentistas era un gesto de concordia legal y no una rendición del estado a una región.
  • Ciudadanos: Centro. Cuenta con varias figuras jóvenes al alza. Tiene como banderas políticas, la unidad de España y la lucha contra la corrupción. Partido muy fuerte principalmente en las grandes ciudades. Lenguaje y tono duro contra el nacionalismo (nacieron en Cataluña como respuesta al independentismo) pero un tono más moderado e incluso progresista en política económica y social.
  • Partido Popular: centro derecha. Está en una etapa de reconstrucción y reconquista del votante perdido. Con recién estrenado presidente, Pablo Casado, joven y con un discurso liberal y mucho más contundente que su antecesor, Mariano Rajoy. El partido ha estado salpicado en los últimos años por escándalos de corrupción que han hecho perder adeptos.
  • VOX: extrema derecha. El partido más reciente, estrena cuota de poder en la región de Andalucía, donde sacó 12 diputados hace 3 meses. Manejan un discurso de derecha dura sin complejos: no a la inmigración ilegal, no a las leyes de género y en pro de las minorías tan de moda en Europa. Emplean un lenguaje sencillo, directo y un tono populista que hace que haya crecido muy rápidamente en el último año. Puede ser la gran sorpresa el 28 de abril y ser la llave de gobierno de una coalición de centro derecha. Cohabitarían con el Partido Popular sin problemas pues son disidencia de ese partido, al que tildan de tener muchos complejos, más difícil la relación con Ciudadanos. Imposible con el resto.

Normalmente entres estos 5 partidos deben sumar entre 325-330 curules de los 350 de los que consta el Congreso. Adicionalmente a estos, hay 4-5 partidos pequeños de corte regionalista o incluso independentistas catalanes, vascos o gallegos que suman el resto de diputados y que en no pocas ocasiones son la llave para sumar mayorías de gobierno.

Albert Rivera y Pablo Casado, líderes de los partidos de centro derecha.

¿Qué puede pasar el 28 de abril?

Aquí empieza el laberinto sin salida… Los resultados están muy abiertos según las encuestas publicadas en las últimas horas. Pero hay tres escenarios más probables. A mi juicio, del más probable al menos probable pasará esto:

  • PRIMERO: el centro derecha (PP, Ciudadanos y VOX) suman mayoría como castigo a los polémicos 9 meses de gobierno de Sánchez. Arrancaría una legislatura de cuatro años muy complicada, con una economía europea estancada y un papa caliente como es Cataluña y su reto independentista. Al nuevo gobierno le tocaría intervenir las competencias de dicho territorio de manera indefinida, aumentando la ruptura de los independentistas con el estado central y creándose una situación social y una crisis política grave pues los separatistas (aproximadamente 2 millones de los 7 millones de catalanes) harían de la calle su escenario político. Además, y por si fuera poco, esa coalición es de difícil convivencia pues Ciudadanos y VOX son como el agua y el aceite. Y Adicionalmente los tres partidos pugnan por un votante con ideología muy similar, por lo que siempre se miran con recelo.
  • SEGUNDO: el partido socialista de Pedro Sánchez, en la actualidad en el gobierno, gana las elecciones con mayoría simple y gobierna con Podemos, nacionalistas y regionalistas. Es el escenario actual y ha desembocado en elecciones de manera anticipada. El presidente Sánchez nuevamente debería mostrar sus dotes más camaleónicas para intentar contentar a sus socios independentistas sin que el grueso de la sociedad española y la justicia se le echen encima. Serían 4 años de tira y afloja, gasto social desorbitado y guiños a colectivos feministas, animalistas y ambientalistas…
  • TERCERO: el partido socialista suma mayoría con Ciudadanos. Primer problema, Ciudadanos ya ha dicho que con el PSOE no, y menos con Pedro Sánchez, al que considera un radical y amigo de los independentistas. Pero por desbloquear la situación no sería loco pensar que podría darse la circunstancia de que Ciudadanos apoye al PSOE si Sánchez da un paso atrás y se retira. Difícil, en cualquier caso.

Y no hay más opciones, pues en España, a diferencia de Alemania, es imposible por cultura un pacto de Estado entre los dos grandes partidos tradicionales: PSOE y Partido Popular.

En Italia, desde que acabó la II Guerra Mundial han tenido 68 primeros ministros (y eso que Silvio Berlusconi sí estuvo muchos años ejerciendo ese puesto). ¿Cómo han sobrevivido a un modelo político en el que un primer ministro dura menos de dos años? La principal razón ha sido que la política va por un lado y la economía y la sociedad va por otro.

Ojalá pase lo mismo en España si se confirma esta tendencia. Es una cuestión de supervivencia de la democracia y del propio país.