El presidente de Fedegan, José Félix Lafaurie, en carta dirigida al ministro de Comercio Industria y Turismo, José Manuel Restrepo, pidió hacer uso de la salvaguardia bilateral, una de las medidas de defensa comercial contemplada en el Capítulo Octavo del TLC con Estados Unidos, con el fin de contener el grave daño que se está produciendo a la producción nacional de leche, como consecuencia del ingreso de grandes cantidades de leche en polvo en virtud de la utilización, por parte de la industria, de los contingentes negociados con arancel cero y de la baja tarifa extracontingente pactada.
Para Fedegán resultó sorprendente que el correspondiente a 2021, de 12.969 toneladas, hubiera sido agotado a los pocos días de iniciar el año, tras lo cual, como ha sucedido en años anteriores, se continuará importando, ya no con arancel cero, sino con la tarifa extracontingente pactada, de apenas el 11% para 2021, muy llamativa para los importadores si se compara con la negociada con la UE, de 42,9%.
En efecto, en 2020 la industria accedió a la totalidad de los cupos con arancel cero y a la reducción marancelaria de la tarifa extracontingente, para importar más de 74 mil toneladas de leche en polvo y derivados, equivalentes al 27% del acopio nacional y a 889 millones de litros de leche que dejaron de ser comprados al ganadero, lo cual derivó en un nivel de inventarios de 17.000 toneladas de leche en polvo y en una “enlechada” artificial que presiona a la baja el precio al ganadero.
Lafaurie le recordó al ministro que “si bien los 670 mil ganaderos colombianos producen leche, algo más de 320 mil se dedican exclusivamente a esta actividad”. En 2020 se produjeron 7.400 millones de litros, de los cuales la industria acopió solamente 3.330, dentro de un mercado oligopsónico, con muchos ganaderos queriendo vender su leche a muy pocos compradores con posición dominante para imponer condiciones. Según el líder gremial, “la leche no acopiada, cerca de 4.000 millones de litros, se malvende en la informalidad a precios que no cubren siquiera los costos de producción, situación que es aún más gravosa por el impacto de la pandemia sobre la demanda”.
De la actividad lechera, depende también la industria derivada del producto como los lácteos y quesos.