Yansen Estupiñán gerente del Centro Comercial Gran San en Bogotá, ubicado en el sector de San Victorino en el centro de la ciudad, en entrevista con Confidencial Colombia dio a conocer las preocupaciones y angustias de quienes tienen sus negocios en este sector de la capital, que mueve alrededor de 250 mil empleos en la capital del país, en su mayoría de personas que viven en los estratos 2 y 1.
En medio del dialogo, Estupiñán denunció un supuesto acaparamiento de las telas en manos de unos cuantos, para luego elevar los precios de los rollos “un rollo de 70 centímetros de ancho lo están vendiendo como si fuera de 200, lo que está dificultando que personas que trabajan en San Victorino, puedan comprarlas para elaborar tapabocas y comercializarlos”.
Para el líder gremial, es muy difícil dedicarse a las televentas, cuando hoy por hoy, nadie está comprando, lo que imposibilita seguir el consejo o la sugerencia de las autoridades para que el mercado de los textiles no decaiga.
Además de lo anterior, Estupiñán manifestó su desacuerdo con el Decreto 444 con el que se otorga recursos a los bancos para que ayuden a dinamizar el mercado, porque en primer lugar, muchos de los comerciantes del sector no están bancarizados y en segundo lugar, por la negativa del sector financiero a otorgarlos fácilmente.
El gerente General del Gransan expresó además su preocupación por que, según él, las ayudas se estarían politizando, “desafortunadamente hacia nuestro sector hay una apatía. No sé si es política, pero tiene que serla, porque si se da cuenta, en Ciudad Bolívar y Bosa, el desorden es terrible, la gente no está cumpliendo la cuarentena pero a San Victorino si se le obliga. Nos están cobrando políticamente el no compartir la misma tendencia política de la Alcaldía”.
Finalmente, Estupiñán manifiesta que la mayoría de los comerciantes de San Victorino, temen convertirse en una carga para el Distrito y para la Nación, “son personas que están acostumbrados a ganarse el pan con el sudor de su frente y no a base de subsidios”, puntualizó y va más allá, pidiéndole a las autoridades, controlar el acaparamiento de las telas y la especulación de sus precios”.