Aunque la mayoría de congresistas cuando están en campaña prometen que darán el debate en el legislativo para que se apruebe una reforma que permita reducir los privilegios de los que gozan senadores y representantes, entre ellos el alto salario, al llegar a la curul estos se olvidan de la tan cacareada propuesta y cuando uno de ellos se atreve a redactarla y ponerla a consideración del debate, hacen de todo cuanto les es posible para evadir la discusión y dejar que el tiempo se encargue de hundirla.
De esta manera lo primero por lo que debe luchar el autor de la propuesta es para que quede en los primeros lugares del orden del día, y para esto debe hacer un fuerte lobby y presión para que el presidente de Senado y Cámara y de la comisión donde se debe discutir, accedan y le den vía libre al debate, evitando que lo ubiquen en los últimos puntos de la agenda para que esta especie de “jugadita” no sea el talón de Aquiles.
Luego de eso debe buscarle los votos y atajar a sus compañeros que están presentes en el recinto para que no se salgan del debate y el ausentismo no termine por destruir las buenas intenciones del autor del proyecto.
El ausentismo y la colocación del proyecto en los últimos puntos del orden del día son las dos maneras como los senadores y representantes han evitado que se reduzcan los privilegios de los que gozan, uno de ellos el alto salario y las vacaciones de cuatro meses al año.
En la legislatura pasada el entonces representante a la cámara, Gabriel Santos, presentó una iniciativa con la idea de reducir las vacaciones de los congresistas, para que el período legislativo que arranca en el mes de marzo, iniciara en febrero.
Primero fue necesario ejercer presión sobre la entonces presidenta de la cámara, Jennifer Arias, quien lo engavetó hasta donde le fue posible, permitiendo su aprobación en la plenaria cuando ya se agotaban los tiempos, sin embargo, la sorpresa estuvo en la plenaria del Senado donde se hundió por falta de quorum (ausentismo), porque congresistas como Angélica Lozano, Gustavo Bolívar, Temístocles Ortega, María del Rosario Guerra, etc., se registraron para luego irse.
Las particulares justificaciones que dan para negar el voto a la iniciativa:
Actualmente cursa un proyecto de ley que tiene como autor al senador Jote Pe Hernández, que busca reducir el salario de los congresistas a 25 millones, sin embargo, en diferentes medios de comunicación se les ha escuchado a algunos de los senadores y representantes explicar el porque no están de acuerdo con la iniciativa.
El representante Jhon Fredy Núñez, quien ocupa una de las 16 curules de paz, aseguró en entrevista para la WRadio que desde llegó al legislativo ha tenido que “aguantar hambre”.
“En regiones tenemos que andar con escoltas, dos o tres carros más asesores. Es un desgaste para poder cumplirle a la gente (…) Nos toca trasladarnos y la vida en Bogotá no es barata”. Y añadió: “Yo nunca en mi vida había aguantado tanta hambre como había aguantado aquí en el Congreso. Cuando nos citan a plenarias a las 9:00 de la mañana y salimos a las 8:00 de la noche, no podemos movernos”
Por su parte la senadora de la Alianza Verde, Berenice Bedoya, aseguró que a ella solo le quedan 8 millones libres “He hecho cuentas sobre lo que vale hacer el mantenimiento de un carro, de las camionetas, el sostenimiento de los escoltas cuando sale con uno porque toca pagarle el hotel, los viáticos y la comida (…) Haciendo descuentos de la seguridad social y lo que le retienen, quedan libres unos ocho millones de pesos”.
Otra que ha tratado de justificar su negativa al proyecto es la senadora del Pacto Histórico, Isabel Zuleta, quien dice que un congresista gasta más que un profesional en Colombia.
El debate por los salarios privilegios que tiene los congresistas como el salario de 37 millones de pesos, está a la orden del día y lo particular del asunto es que miembros de los partidos alternativos como la Alianza Verde y el Pacto Histórico, son quienes se niegan a dar su voto positivo a pesar de que en campaña lo critican y prometen lo contrario.