Sin la presencia del presidente Iván Duque los habitantes de la población del Salado honraron la memoria de las víctimas de la masacre perpetrada por las autodefensas comandadas por Jorge 40.
Los actos de conmemoración estuvieron acompañados por el director nacional de la Unidad para las Víctimas, Ramón Rodríguez Andrade, “20 años de hechos que nunca debieron haber sucedido. Los acompañamos en los actos propios de la comunidad y con ellos venimos trabajando de manera articulada en su reparación colectiva, pero en estos momentos lo más importante es acompañarlos en procesos de memoria para que estos hechos no se vuelvan a repetir”, manifestó el funcionario.
En la caminata hacia el cementerio, alzaron su voz sin miedo a pesar de las amenazas latentes que perturban por estos días su tranquilidad.
“Me dicen la guerrera, el 16 de febrero de año 2000 salimos para el campo huyendo y cuando mis hijas tenían sed les daba de mi oriné. Regresé a mi casa y no me quise ir y dije `a mí que me maten pero no me voy’. Vi cuando le hicieron daño a mi hija, se la llevaron para que les cocinara a esos hombres y me la devolvieron vuelta nada se me desmayaba, me la mataron en vida. Después de los 20 años siento qué ha sido la guerra. Parece que fuera un misterio, porque antes de conmemorar la masacre nos amenazan”, relata Edita, cuya hija fue víctima de violencia sexual.
Esta comunidad ha avanzado en su proceso de reparación con las entidades del Estado, con la voluntad de cada salaero y con las ganas de reivindicar su memoria histórica. El perdón para unos llega pero para otros es algo que nunca han contemplado.
Se ha avanzado en procesos de rehabilitación de la mano de la Unidad para las Víctimas, conformando el grupo de “tejedores” para recuperar el tejido social y se implementó con éxito la estrategia de mediadores comunitarios con el Banco Mundial donde se capacitaron a 63 sobrevivientes que hoy son multiplicadores del proceso.
Estas acciones hacen parte de las medidas plasmadas en el Plan Integral de Reparación Colectiva compuesto por 37 medidas, con un avance de implementación del 40%.
Es la segunda ocasión que se rinde homenaje a las víctimas de una masacre donde el gran ausente en los actos es el presidente Iván Duque. La primera ocasión que sucedió un hecho similar, fue en la entrega de restos de las personas que murieron en Bojayá, donde el primer mandatario no se hizo presente, a pesar de la importancia del tema en materia de paz y reconciliación.
El Salado es un corregimiento de Carmen de Bolívar, ubicado a 18 kilómetros de la cabecera municipal que sirvió como escenario para el asesinato de 66 personas entre el 16 y el 21 de febrero del 2000, siendo la plaza del pueblo, el lugar donde se ejecutaron los crímenes en medio del sonido gaitas y tambores interpretadas por hombres de las autodefensas.
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