Tres líderes sociales y dos comuneros indígenas han sido asesinados en las últimas horas en los departamentos colombianos de Arauca, Cauca y Putumayo en un nuevo repunte de la violencia contra activistas e indígenas.
En Arauca ha sido asesinado Hernán Naranjo Quintero, afiliado a la Junta de Acción Comunal de la vereda Corocito, jurisdicción del municipio de Tame, en un ataque atribuido por las autoridades a grupos armados ilegales. Desconocidos llegaron hasta el lugar de residencia de Naranjo y se lo llevaron a la fuerza. Tras varias horas retenido su cuerpo fue hallado en un camino de la zona.
Naranjo fue atacado el pasado miércoles, mientras que este viernes y también en Arauca ha sido asesinado Víctor Manuel Pacheco, líder rural de la vereda Bruselas, municipio de Fortul, según ha informado el comandante de la Policía en Arauca, Fredy Ferney Pérez, en declaraciones recogidas por la emisora RTVC. Individuos armados llegaron a la finca de Pacheco y le dispararon en varias ocasiones.
Pacheco era especialmente activo en la reivindicación de agua potable para Bruselas. «Tenemos más de un mes que nos estamos quedando sin agua. Como el río Cusay se nos alejó, entonces se nos secaron los nacederos y las venas que surtían los pozos. Conseguíamos agua para tomar a un metro, pero ahora está a siete metros. Estamos en una calamidad tremenda», declaró el propio Pacheco en el mes de diciembre en declaraciones para Caracol Radio.
Por otra parte, el Instituto de Estudios para la Paz en Colombia (INDEPAZ) ha denunciado el asesinato del líder social Efrén Ramos, era fiscal de la Junta de Acción comunal de la zona de El Basal, en el municipio de Puerto Leguizamo, departamento de Putumayo. Ramos fue asesinado en una masacre con otras dos víctimas mortales, dos jóvenes, cuyos cuerpos aparecieron con signos de tortura.
Mientras, en Resguardo Alto del Rey, en el municipio de El Tambo, Cauca, dos comuneros indígenas fueron asesinados por hombres armados: un hombre y su sobrino de 17 años que se trasladaban en motocicleta cuando fueron interceptados por un grupo de hombres armados. Los dos fueron asesinados de un disparo en la cabeza y sus cuerpos fueron abandonados en la carretera junto a la motocicleta.
Los asesinos dejaron un cartel en el acusaban a los indígenas de supuestos delitos y amenazaban a otros comuneros que estarían en una lista para ser asesinados.