El modelo de autoconstrucción que impulsa el gobernador de Casanare

El gobernador de Casanare César Ortiz Zorro, viene liderando un modelo de autoconstrucción en su departamento que ha transformado las dinámicas de desarrollo en la región. Inspirado en la esencia del trabajo comunitario conocido como la “pirinola”, Ortiz Zorro ha logrado que cada habitante aporte, haciendo que los recursos rindan como nunca antes.
, conoce de primera mano el esfuerzo campesino y el abandono histórico del Estado en su región.

El mandatario local recorre cada fin de semana las veredas y caminos olvidados, escuchando a las comunidades y planteando soluciones. Ha puesto en marcha un modelo donde las comunidades no solo esperan ayuda, sino que se convierten en protagonistas de su desarrollo.

Cuando asumió su mandato, encontró un departamento donde el 70% de las vías terciarias eran trochas intransitables, afectando gravemente la calidad de vida de sus habitantes. Agricultores, niños y familias enteras estaban desconectados por la falta de infraestructura. Ortiz Zorro entendió que la solución no residía en licitaciones interminables ni en grandes contratistas, sino en aprovechar la fuerza de la propia gente. “¿Quién mejor que nosotros para construir nuestro futuro?”, preguntó una y otra vez a las comunidades.

Así nació el plan de autoconstrucción, un modelo de austeridad y creatividad que ha revitalizado el departamento. Una de sus primeras acciones fue transformar el almacén departamental en un taller de infraestructura. Allí, maquinaria abandonada fue restaurada, y tubos petroleros se reciclaron para fabricar puentes y alcantarillas. Este enfoque no solo optimizó recursos, sino que demostró que con ingenio y voluntad se pueden superar grandes limitaciones.

El modelo combina esfuerzos de la Gobernación, alcaldías, empresas privadas, petroleras y comunidades. Cada actor cumple un rol: las instituciones ponen la maquinaria y logística, las empresas donan materiales, y las comunidades aportan su trabajo. Hasta ahora, los resultados son impresionantes: más de 2.000 kilómetros de vías intervenidas, 1.600 tubos fabricados, 330 alcantarillas instaladas y 15 kilómetros de redes de gas llevadas a los rincones más apartados.

El gobernador participa activamente en cada obra, levantándose al amanecer para trabajar hombro a hombro con los habitantes. Su presencia constante, empuñando herramientas o escuchando necesidades bajo un árbol, ha fortalecido el sentido de comunidad en cada jornada de trabajo. Para Ortiz Zorro, las vías no son solo carreteras, son oportunidades. “No podemos hablar de desarrollo si no tenemos vías para conectar el territorio”, repite como un mantra.

Sin embargo, el impacto del modelo trasciende las cifras. En Casanare, las comunidades están redescubriendo el poder de la unión. Estas jornadas de trabajo se han convertido en espacios de encuentro, donde no hay jerarquías, solo un objetivo común: transformar su región. Esta experiencia ha demostrado que, con compromiso colectivo, las carencias económicas pueden convertirse en oportunidades.

“Cuando el gobernador tiene mentalidad de contratista, el progreso se estanca. Pero cuando el gobernador confía en su gente, el territorio florece”, dice el mandatario.

Más allá de construir puentes y carreteras, está construyendo un modelo de liderazgo donde el pueblo es el principal protagonista. Su enfoque ha demostrado que el progreso no depende exclusivamente de grandes recursos, sino de la confianza y el empoderamiento de las comunidades. En Casanare, el río del desarrollo fluye con fuerza, impulsado por el esfuerzo y la voluntad de su gente.