A sus 28 años, fue víctima de una mina antipersonal que pisó en una misión en Chocó llamada “NOVEMBER”, el 22 de noviembre de 2021. Este acontecimiento le arrebató su pierna izquierda. Sin embargo, este devastador evento no logró doblegar su voluntad ni su deseo de servir a su país y honrar el legado de su padre.
«Es sin duda el momento más oscuro de mi vida. Yo estaba caminando, estábamos haciendo una operación contra el clan de Golfo en Chocó y haciendo las acciones de registro, y cuando pisé la mina todo se puso negro. Yo perdí el conocimiento por unos minutos, al abrir los ojos de nuevo, sabía que no podía gritar», cuenta el teniente.
Pese al aturdimiento, la desorientación y el profundo dolor, lo primero que llegó a la mente de este valiente uniformado fue un pensamiento de amor por los suyos: «No puedo ser envidioso, debo pensar en la vida de mi destacamento, 12 hombres que estaban bajo mi mando». En silencio esperó nueve horas, hasta que fue extraído por hombres de aviación del Ejército que llegaron en un helicóptero MI-17 para llevarlo hasta la ciudad de Cali.
Los pronósticos médicos sobre sus piernas, nunca fueron buenos; en el mejor de los casos, le vaticinaban tener que utilizar una silla de ruedas por el resto de su vida.
«Pero míreme ahora; camino, corro, bailo, y soy el director de la liga de deportistas con discapacidad de las Fuerzas Militares de Colombia y oficial del área física de la Escuela de Soldados Profesionales», cuenta el teniente con una sonrisa, una que sólo puede tener alguien que desafió las oscuras probabilidades de la vida para vencer, como sólo un soldado colombiano lo sabe hacer.
Afanador nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, la esperanza y la fortaleza interior pueden abrir caminos hacia la luz. Nos demuestra todos los días una inspiradora determinación y espíritu de servicio inquebrantable.
«Entendí que nuestro propósito puede ser más grande que uno mismo, no podemos ser inferiores a los retos que la vida nos pone en el camino, por muy larga que sea la tormenta siempre va a salir el sol».
En las cicatrices del teniente Christian Afanador, encontramos el testimonio vivo de la resiliencia de los soldados colombianos que a diario se enfrentan a las inclemencias del conflicto armado, afectando no solo su bienestar y salud, sino el de sus familias, pero jamás su compromiso por los colombianos.