El Gobierno dio inicio en Caracas a las primeras conversaciones de paz con la disidencia de las FARC Segunda Marquetalia, liderada por aquellos que se desligaron de los acuerdos de paz de 2016 dos años después por el incumplimiento de los mismos por parte del ejecutivo del entonces presidente Iván Duque.
La pasada semana, el presidente Gustavo Petro designó a su mesa negociadora, formada por seis delegados entre los que destacan el exmagistrado Armando Novoa, uno de los artífices de la Constitución de 1991, el exministro de Justicia Parmenio Cuéllar, y el coronel retirado Jaime Joaquín Ariza, entre otros.
Según declaraciones de Novoa, la mesa de diálogo no comenzaría con un alto el fuego, sino con una desescalada de las operaciones de la Segunda Marquetalia, que a diferencia de otros grupos armados no tiene como principal objetivo atacar directamente a los poderes del Estado.
Por su parte, la delegación guerrillera estará formada por doce delegados, entre los que sobresale José Vicente Lesmes, alias ‘Walter Mendoza’. Tras establecerse la mesa este lunes, el primer ciclo de los diálogos se prolongarán hasta este sábado, cuando está previsto que se anuncien las primeras conclusiones del encuentro.
La Segunda Marquetalia –que toma su nombre del lugar de origen de las FARC allá por 1964– mantiene una enconada disputa con otros grupos armados, especialmente con la otra disidencia del Estado Mayor Central (EMC), quienes no se consideran como tal, pues nunca se sumaron a los acuerdos de paz de La Habana.
Liderada por Luciano Marín Arango, alias ‘Iván Márquez’, él es el único de los cabecillas que tras renunciar a los acuerdos de paz y retomar la lucha armada sigue con vida. Las operaciones del EMC y del Ejército han dejado seriamente maltrecha al grupo, que cuenta, según algunas estimaciones, con unos 1.200 guerrilleros.
Se cree que la mayoría de los líderes de esta disidencia operan desde las zonas fronterizas en territorio venezolano, a donde incluso el Ejército colombiano ha llegado a penetrar para llevar a cabo operaciones con éxito contra el grupo.
A diferencia del EMC, no ha llegado a crecer tanto, aunque cuenta con una quincena de subestructuras en el suroeste de Colombia, llegando a tejer alianzas también con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), con quien también negocia la paz el Gobierno de Petro.
El Gobierno ha acogido con satisfacción la renuncia de la guerrilla a los secuestros como forma de financiación, su predisposición a negociar con ganaderos y grandes latifundistas a fin de lograr un reparto equitativo de las tierras –demanda original de las FARC–, así como su retórica a favor del medioambiente.
No obstante, queda todavía por fijar el marco legal en el que se situará al grupo, ya que podría haber perdido su estatus político –del que goza el ELN– al haberse desligado de los acuerdos de paz de 2016 y por tanto ser catalogado como organización criminal, lo que modificaría por completo el devenir del diálogo.
La negociación que se inicia este lunes en la capital venezolana es una nueva oportunidad para abordar un conflicto enquistado durante décadas y que en los últimos años se ha intensificado. El de Segunda Marquetalia será el tercer proceso de paz iniciado por Petro, después de los del ELN y el EMC.