Por: José Félix Lafaurie, columnista invitado
Comienzo deseándole a Colombia un próspero año 2020, pero tengo claro que no será mejor o peor por nuestros deseos, que de ellos, como reza un viejo proverbio, “está hecho el infierno”, sino por nuestros propósitos y, lo más importante, por la voluntad que pongamos en alcanzarlos
Para la ganadería, la prioridad es la recuperación del estatus de país libre de fiebre aftosa, perdido cuando el gobierno Santos decidió dividir al país entre amigos y enemigos de la paz, y abandonando toda prioridad se dedicó a premiar a los unos y castigar a los otros. Con el Ministerio de Agricultura y el ICA, esperamos alcanzar esa meta en el primer trimestre.
Sin embargo, el estatus sanitario no es un fin en sí mismo, sino que permitirá mejor calidad en el mercado interno y, sobre todo, acceso a mercados internacionales como el chino, lo cual representará un punto de quiebre hacia el crecimiento sostenido de la ganadería, con el propósito de convertirla en renglón definitivo en la política de diversificación de exportaciones, con una meta de 500 millones de dólares anuales para 2022.
En septiembre de 2019, en la Cumbre sobre Cambio Climático de la ONU, el presidente Duque anunció al mundo que, como parte de su política ambiental, durante su gobierno se establecerán 100.000 hectáreas en Sistemas Silvopastoriles Intensivos, asumiendo una de las metas de FEDEGÁN en su Hoja de Ruta 2018- 2022, lo cual representa un espaldarazo y el comienzo de una gran transformación productiva y de responsabilidad social ganadera.
En esa misma línea, la Fundación Colombia Ganadera, como expresión del compromiso ético que le corresponde a toda actividad frente a su entorno, reanudará su programa “Una Vaca por la Paz”, que benefició a más de 6.000 familias rurales pobres con la donación de una vaca lechera y su cría, al tiempo que reanudaremos nuestros esfuerzos por visibilizar a las victimas ganaderas de la violencia y por acompañarlas en la reivindicación de sus derechos.
Pero sin duda, uno de nuestros grandes propósitos es consolidar la “Comunidad Ganadera Virtual” a partir de una realidad contundente: Somos 700.000 ganaderos que producimos un millón de toneladas de carne y más de 7.000 millones de litros de leche, generando un millón de empleos rurales. En otras palabras, “no estamos pintados en la pared” y, por el contrario, somos importantes para el campo y el país.
Necesitamos mostrar la unidad y la fuerza de la ganadería; viralizar” esa importancia a partir de “la conectividad” en las redes, para defendernos de quienes nos estigmatizan, para compartir información, para que nuestras voces sean oídas, nuestras ideas difundidas, nuestros derechos defendidos y nuestra imagen presentada con justicia ante la sociedad.
La seguridad ha vuelto a ser preocupación ganadera. Por ello, dentro del contexto de conectividad y con el apoyo del Ministerio de Defensa, ofreceremos a los ganaderos un servicio de vigilancia de sus predios con cámaras de alta tecnología, monitoreo permanente y articulación con la Fuerza Pública.
El mejoramiento genético es otro de nuestros propósitos a través del programa Embriogán, para que la genética de calidad deje de ser privilegio de grandes ganaderos, haciéndola asequible a los medianos y buscando programas subsidiados para los pequeños, con la asesoría técnica de FEDEGÁN.
Volviendo a los deseos, sí tengo uno muy concreto: que logremos derrotar la mezquindad de quienes, persiguiendo oscuros intereses, desprecian el propósito de unión del presidente Duque para construir un mejor futuro, y por el contrario, le apuestan al fracaso del Gobierno, la desestabilización y el caos. De ellos sí que, de verdad, está hecho el infierno.
Nota bene: A mis lectores que semana tras semana los encarto con mis escritos, lo mejor del 2020; que todos sus propósitos se cumplan.