Una ‘ilustrada iletrada’ ministra del gobierno de España ha causado un gran revuelo en estos días al referirse durante un mitin político a los “niños, niñas y niñes” durante su alocución. Y usted con buen criterio, y ciertas dosis de sorpresa, se preguntará: ¿Qué diablos son ‘les niñes’?
La autora del adefesio gramatical se llama Irene Montero, ministra de igualdad en España y al mismo tiempo, pareja ‘formal’ de Pablo Iglesias, líder del partido Podemos, de corte bolivariano-comunista.
¿Qué pasa en España para que sucedan estos hechos difíciles de digerir? Yo tengo mi particular visión del hecho. Primero, es un país a punto de morir de éxito. Es decir, lo tiene todo para estar a la cabeza del mundo, pero mal gestionado, por políticos analfabetos y una sociedad civil polarizada, anestesiada y embrutecida por 20 años de desastres en los planes educativos de sus distintos gobiernos. Segundo, implantación de culturas del no-esfuerzo. El facilismo. Tener un nivel de vida agradable a costa del endeudamiento del Estado para pagar un estado del bienestar insostenible en el mediano plazo.
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Al político mediocre le da igual, porque está para lucrarse, para arreglarse la vida el tiempo que esté en el cargo, y que la fiesta la pague el que venga después, y siempre la fiesta la paga la clase media. Gobierne quien gobierne.
Cuando quedan al frente de las instituciones personas que con las justas no son ni capaces de manejar su propia casa, pasa lo que pasa. La señora Montero y otro buen número de ministros españoles jamás trabajaron en ningún lado antes de formar parte del gobierno. Y el ministerio de Igualdad tiene la no despreciable suma de 450 millones de euros (dos billones de pesos colombianos) al año para gestionar en políticas públicas y salarios.
Ministerios de propaganda y sesgo
Los ministerios de Igualdad de muchos países ‘ricos’ nacieron viciados. Son factorías de colocación de amigos, con escasas competencias reales y más propaganda entre manos, muchas veces, de fanáticos/as sectarias. No confundir la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, lucha loable y superada desde hace muchos años en estos países, con estas agencias de propaganda y lucro personal. La inutilidad de este ministerio es sabido por todos los españoles, que sufren las ocurrencias semana sí, semana también, de la señora Montero.
Mientras tanto, no ha aprobado ni una sola ley que beneficie realmente a la mujer en la inclusión laboral. Todo son políticas vacías de contenido, subvenciones y millonarios estudios inútiles con un trasfondo de ingeniería y división social.
¿Qué quería decir la ilustre iletrada con ‘niñes’? Pues no quería decir nada, simplemente crear un neologismo básico que le hace gracia a un porcentaje muy pequeño de sus votantes más fieles, al tiempo que distraer la atención de la ciudadanía para que no le recuerden que su gestión es pobrísima, mientras malgasta una fortuna en políticas innecesarias, cuanto no absurdas. Una fortuna que casualmente acumulan los miembros de su partido a modo personal. De igualdad nada, de casta, todo.