La cleptocracia que sufrimos

“Tu poder radica en mi miedo. No tengo miedo, no tienes poder”: conversación de Séneca con Nerón

Sobre si vivimos o no en una cleptocracia… en las últimas líneas de este artículo podrán llegar a su propia conclusión.

Pero empecemos diciendo que quedan unas pocas horas para el inicio de un nuevo año, y como en todos los anteriores, nos llenamos de buenas intenciones y propósitos para los próximos 12 meses. Proyectos que más que menos sacaremos adelante con esfuerzo y quebraderos de cabeza, dando paso a ilusiones y nuevos retos de vida. ¿Quien no ha soñado con un emprendimiento que iba a cambiar el mundo? O siendo un poco más modestos, ¿quién no pensó alguna vez en un negocio de barrio para ‘espantar la pobreza’?

Mi deseo para este año es que la mayoría despierte, dejemos la actitud de rebaño. Y que tras este mal sueño, millones de personas no vean abortadas sus ilusiones por la insaciable voracidad fiscal y de control social de la casta. Con esto, habremos avanzado muchísimo.

El ejercicio de la política hoy en día es inmoral. Alejado completamente de sus orígenes: buscar el bien de la mayoría. Es inmoral que gobiernos de países del primer mundo sólo piensen en como meter la mano al bolsillo del ciudadano. Un apetito impositivo que ya quita mucho más de la mitad de lo que ganan a los ciudadanos. El truco para que la gente no se rebele es sencillo: “te quito 10 y te doy 5′ para que quedes contento y pienses que soy imprescindible para que puedas vivir. Y muchos les creen. Más bien es al contrario, los políticos sin la gente y nuestros impuestos no son nada. En realidad, lo que hacen con nuestros impuestos es engordar de manera innecesaria el tamaño del Estado para que la casta coloque a sus amigos, pagar favores y establecer métodos electrónicos de control social más sofisticados.

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Monopolios inadmisibles

Es inmoral, por ejemplo, que un gobierno que se dice del pueblo no haga nada por acabar con los monopolios, como sucede en Colombia con las grandes empresas de servicios públicos. Salvo en telefonía, los ciudadanos no podemos escoger empresas suministradoras de luz, gas o agua. Te toca la que te toca en función de donde vives ¿Por qué razón? donde está el negocio y quien se lo está llevando por debajo de la mesa por permitir tal atropello a la libre competencia y el sentido común.

Luego pasa lo que pasa. Que las empresas cometen abusos intolerables con el usuario. Me pasó esta semana, me dejaron dos días sin luz en mi casa porque mi apreciado banco (Banco de Bogotá) hizo mal su trabajo y no pagó la factura de Enel cuando el pago estaba programado como todos los meses. Esto funciona así: una gran empresa, el banco, no hace su trabajo y otra gran empresa: la de energía, me corta el suministro de luz dos días como ‘castigo’ (sin preaviso, sin llamar ni siquiera, a traición, llegan y cortan). REITERO: DOS DÍAS de no pago. Y luego vienen los consiguientes perjuicios como la pérdida de comida que se daña, el no acceso a Internet…

Al final, una vez más, la conclusión es que los ciudadanos somos una especie de parias modernos en manos de la casta. Grandes empresas y políticos inmorales que aceptan el desfalco y los abusos al pueblo sin hacer nada por impedirlo. Nosotros a pagar y callar.

Política alejada de las personas

Y ya está bien. Necesitamos un giro de 180% al sistema imperante de castas. Con políticos honestos, comprometidos con el bien común. Verdaderos líderes que rompan la actual mentalidad de rebaño de nuestra sociedad. Líderes no corrompidos que terminen con la mafia del poder actual. Políticos que nos devuelvan buena parte de la libertad usurpada. Exactamente para lo que se creó el arte de la política en la Grecia clásica. Pero que sea de verdad, no sólo en el discurso populista de que ‘le quito a uno para dárselo a otro’. ¿Qué es eso de expoliar el fruto del trabajo del que trabaja y se esfuerza para dárselo al que NO QUIERE HACER NADA? No hay nada más injusto en la vida.

Los humanos somos animales sociales con una jerarquía clara, y es muy fácil obtener una posición alta usando el miedo y el control social, que es adónde nos han llevado. Y si no, reflexionen que ha pasado en los tres últimos años de sus vidas. De pronto lleguen a alguna conclusión sobre el miedo y el control de masas. Y en las sociedades occidentales lo están haciendo poco a poco, casi sin que nos demos cuenta del punto de cocción en el que nos encontramos: a punto de ebullición. Somos el plato preferido de nuestros dirigentes. Nos comen en forma de inmensos bocados a nuestros bolsillos vía impuestos. Mientras, ellos llevan un estilo de vida completamente distinto al que predican y exigen para el resto.

Ojo porque ya se oyen tambores de una nueva pandemia covidiana versión 2.0 para este 2023. No podemos permitir que nos vuelvan a robar nuestras vidas y sobre todo las de los niños.

China nos marca el camino

Si china, desde el 1992, evolucionó hacia menos comunismo en lo económico con más libertad de comercio, pero con un férreo control social, policial y digital; Occidente se dirige a un mismo sitio, pero desde ópticas opuestas: menos democracia, menos libertad comercial y más control digital por parte del Estado. Ya ni podemos hacer la compra sin que el Gobierno sepa donde hacemos el mercado. Es la versión del 1984 de Orwel adaptada al mundo de idiotas contemporáneos.

Y si logran su objetivo macabro de acabar con el uso del efectivo, todo estará perdido. Será el fin de la libertad individual. Cuando el Gobierno te quita el 50% de lo que ganas, el 21% de lo que gastas y el 30% de lo que heredas no vives en libertad… es esclavitud, sobre todo cuando tienen el control de lo que gastas y como lo gastas.

Reitero mi deseo para este 2023: que sea el año del despertar. El año el que el rebaño abra los ojos y se dé cuenta de la clase dirigente que nos gobierna y comience una verdadera revolución hacia una política más justa. El año que entre a gobernar gente honrada para que nos dejen vivir en libertad. Que no nos corten las alas al empezar a volar en nuestros emprendimientos y sueños. Que la gente entienda que es mejor ser libre y productivo que un esclavo que recoje las migajas del amo en el poder. No es pedir tanto. Seamos optimistas y despertemos en nuestros amigos y familia esa inquietud de querer ser dueños de nuestras vidas.

Y finalizo. ¿Qué es la Cleptocracia? Según definición de la Real Academia Española de la Lengua es el sistema de Gobierno en el que prima el interés propio del gobernante por el enriquecimiento a costa de los bienes públicos y el interés de la mayoría. ¿Ustedes que creen?

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Ñapa: reflexión fuera de contexto: ¿Cuántos futbolistas profesionales que habitualmente se arrodillan por la causa Black Live Matters antes de los partidos lo han hecho en el reciente Mundial de Qatar para intentar salvar la vida de Amir Nasr-Azadani, el futbolista iraní que está a punto de ser ejecutado en su país sólo por defender los derechos humanos? Ninguno ¿verdad? Pregúntense el porqué.