Bogotá inicia nuevamente ciclos de racionamiento diarios motivados por la grave crisis en los embalses que proveen de agua a la ciudad. Es decir, los turnos para cada zona van a rotar de la misma forma como se propuso en el esquema inicial por parte de la administración distrital y cada diez días se repetirá.
Y es que la situación es dramática, así hay que decirlo. Actualmente, el embalse de Chuza, que hace parte del Sistema Chingaza, encargado de surtir el 70% del agua a Bogotá, tiene su volumen de almacenamiento en algo más de 84 millones de metros cúbicos, cuando la capacidad total es de 220 millones. Sin duda, esta situación nos obliga como ciudadanos a adoptar medidas responsables en nuestra cotidianidad, además de motivar a los demás a tomar conciencia, pues el agua no es eterna.
Nuestras fuentes hídricas son importantes y la realidad que afrontamos es muy preocupante. La sobreexplotación, la contaminación, el cambio climático, el consumo excesivo y poco responsable, son factores que inciden y que, desde luego, generan una amenaza sobre este recurso.
En este sentido, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Desde julio pasado advertí desde el Concejo de Bogotá a la administración distrital que no se podía bajar la guardia y que constituía un mal mensaje pagar pauta en redes sociales aseverando que la crisis estaba controlada. El tiempo lo demostró. Lo cierto es que no y que lo peor puede estar por venir el próximo año si seguimos con la llave abierta de forma ilimitada.
Debemos generar conciencia en la población sobre el uso responsable del agua: Reducir el consumo, reparar fugas y promover la reutilización, ya que estos son pasos esenciales. El Distrito debe insistir en medidas claras y pedagógicas que permitan lograr una real disminución del consumo en los ciudadanos, no sirve de nada aplicar medidas de racionamiento si no se logra una reducción.
También, considero que, deberíamos pensar en la idea de incorporar como estrategia la entrega de incentivos no económicos a quienes tengan una mejor cultura del ahorro de agua, tal y como logramos incorporarlo en el Plan Distrital de Desarrollo.
Para tener resultados a largo plazo, hoy Bogotá también necesita que los niños, niñas y adolescentes tengan conciencia de la gravedad de este problema, que conozcan cómo funciona el sistema hídrico de la ciudad y que puedan cambiar sus hábitos para consumir menos agua en su día a día. Es ideal un programa robusto de educación ambiental que promueva el cuidado de los recursos naturales.
Lo anterior se logra con dos simples aspectos: que conozcan de dónde viene el agua que consumen a diario y la importancia de la naturaleza; y que incorporen medidas de higiene eficiente y hábitos de consumo responsable.
Por otra parte, llama la atención que, aunque debemos invertir en infraestructura, no se está hablando de eso como prioridad. Bogotá necesita cuencas subterráneas para almacenar y tratar el agua de manera eficiente como se hace en Israel, Copenhague en Dinamarca y Los Ángeles en Estados Unidos, por citar algunos ejemplos.
Por último, y como contribución al debate, pero también a las soluciones, los escenarios en los que se hable del tema deben ser diversos y promovidos desde nuestros roles en la sociedad.
Adenda: El próximo 1 de octubre están invitados al Foro S.O.S. Por El Agua en el Cabildo Distrital. En él y bajo los aportes de expertos, abordaremos propuestas ante la crisis, se hablará sobre gestión de pérdidas de agua, gestión socio ambiental para elevar la cultura del agua, gestión del riesgo del recurso hídrico, implementación de tecnologías e innovaciones ahorradoras, entre otros aspectos.