A Colombia le fue mal en las pruebas Pisa de 2022 (gobierno de Iván Duque), examen de la OCDE para medir, con estudiantes de 15 años de educación media, sus capacidades en lectura, matemáticas y ciencias. Quedamos de penúltimos entre los 38 países de la OCDE, el llamado “club de los países más ricos”, al que pertenece Colombia, pero no por esa razón. Un problema importante al que hay que buscarle soluciones verdaderas, que tienen que empezar por acertar en sus causas principales, pues nada impide más las alternativas correctas que un diagnóstico equivocado.
Germán Vargas Lleras les echó la culpa a los profesores y a sus organizaciones. Diagnóstico fácil, y errado, que da votos pero lleva a falsas soluciones. Porque no relacionó un problema estructural de décadas con la muy mediocre economía nacional ni con las malas políticas educativas de todos los gobiernos.
Con datos de inteligencia artificial (IA), del Banco Mundial y de otros, apelé a mi experiencia de profesor para observar las causas principales de lo que ocurre.
El gasto público de Colombia por estudiante es el 30% del promedio de la OCDE y su gasto en infraestructura educativa llega al 22%. ¿Estudiantes promedio por aula? OCDE 22,5, Colombia 35 y se considera óptimo 20 o menos. Con 598 mil estudiantes, casi ningún colegio de zona rural colombiana tiene agua potable y he visto instituciones urbanas en las que asisten a clases sentados en el piso o en sillas que no tienen dónde apoyar los cuadernos.
Los profesores colombianos ganan la mitad del promedio de la OCDE y, por sus sueldos bajos, el 24% recurre a un segundo empleo, contra el 10% en la OCDE. Y en Colombia el 25% tiene posgrado, en contraste con el 45%.
Las carencias por fuera de las aulas afectan negativamente lo que ocurre en ellas. ¿Si pueden atender bien a las clases los estudiantes que hacen parte del 30% de los colombianos con hambre o mal alimentados? ¿Pueden concentrarse bien los hacinados en salones de clase muy calientes? ¿Cómo hacer las tareas en los 2,7 millones de hogares que viven en una sola habitación?
Se sabe que la mejor educación de los hijos depende bastante de la de los padres, para que puedan ayudarles en su formación. Padres con títulos profesionales: Colombia 27% y la OCDE 74. Y es muy mala la conexión colombiana a internet, porque apenas el 60% de los hogares está conectado y el 77% del total de las personas lo hace por teléfonos celulares.
Empeoran además las diferencias de calidad entre la educación pública y la privada más costosa. Porque el costo promedio por estudiante en las instituciones públicas es 2,5 veces menor que el de las privadas. Y se sabe que lo barato sale caro.
Con razón, Humberto de la Calle dice que la educación en Colombia se ha ido convirtiendo en una nueva sangre azul, que discrimina contra los sectores populares y desperdicia sus potencialidades, entrabando el progreso nacional.
La descomposición social, la violencia y la desesperanza, que por décadas han azotado al país, también conspiran contra la mejor actitud de los jóvenes colombianos para educarse.
Y en la base de la financiación escasa, de la que, quiérase o no, depende bastante la calidad de la educación, está que la riqueza por habitante que produce Colombia es 6,5 veces menos que la del promedio de la OCDE y 2,5 veces inferior a la de los tres países latinoamericanos a los que les fue mejor en las pruebas Pisa, aunque quedaron lejos de los primeros.